16/02/2016, 20:31
(Última modificación: 16/02/2016, 20:31 por Amedama Daruu.)
Cuando no le dolía todo el cuerpo estaba sumido en un pozo de oscuridad negra, muy negra. Los calmantes iban y venían. Cuando no estaban, veía las estrellas. Cuando estaban, la negrura que las envolvía, sumido en un sueño antinatural, casi asfixiante. Al principio prefería estar dormido, pero cuando los dolores bajaron de intensidad prefería sufrir y ver, oír, oler y tocar.
...saborear no. A veces, le traían pescado a la camilla. Para eso era mejor no saborear.
Abrió los párpados, cegado unos instantes por la luz del día. Miró a un lado. A otro. Su madre no estaba. Probablemente habría ido a dar una vuelta. No la culpaba. Estar sentado más de dos horas era un suplicio. Pero estaba solo. No quería estar sólo.
Miró por la ventana. ¿Cerraba los ojos? No, mejor que no. ¿Qué conseguiría? Otro de esos estúpidos sueños sin sueños.
Qué asco de todo. Y encima había perdido.
No era exactamente así, pero para él había perdido.
Por supuesto, también había ganado cosas. Había ganado conocimientos. Había ganado la experiencia de participar en un torneo frente a mucha gente. A la siguiente no estaría tan nervioso. ¿O lo estaría? ¿Temería fallar?
No. Debía hacerse más fuerte.
Se descubrió mirándose la mano vendada. No podía cerrarla, no por el dolor sino por las vendas. Y probablemente no le quitarían las vendas cuando le dieran el alta.
Resopló. Quería ponerse a entrenar.
De locos.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)