22/01/2023, 13:06
Al girarse a observar a la chica, notaría que no era de las personas más normativas que había en la aldea. También era bastante pálida y parecía de unos veintipocos. De altura era levemente más alta que Sayori, su cabello le llegaba a los hombros, era lacio y lo tenía de color negro con las puntas pintadas de un verde esmeralda. La ninja no sabía si era porque parecía que se había levantado hace cinco minutos o su cara siempre daba la misma sensación, pero no parecía estar muy de buenas que digamos. Sus ojos de color marrón suave estaban clavados en la chiquilla, cosa que por momentos podía parecer más o menos intimidante.
Cuando se volteó a ver nuevamente al alto y preguntar, el hombre parecía estar ya más suelto. Parecía que ya había un problema menos por el que preocuparse y podía ocuparse al cien por cien de la kunoichi.
—Bien, verás. Hacemos música y esto es un ba-
—Hey, calla. No tiene porqué saber. — Dijo la muchacha adelantándose, pasando la puerta y poniéndose en frente de la chica, dejando al muchacho un poco más atrás. —Este lugar no es para menores de edad.
—Pero Midori, es una ninja... — Susurró muy bajo el muchacho, cerca de la oreja de su compañera.
—Me importa un culo.
En ese momento, parecía que el muchacho se asustó un poco y apretó un poco los dientes, sorprendido por la respuesta que dio la peliverde. Por lo contrario, esta última parecía bastante firme con lo que decía, cruzada de brazos y moviendo impaciente sus uñas pintadas de color negro.
—Es ninja pero aún sigue siendo menor. No puede hacerse la tonta, quedarse aquí hasta que esto empieza, y ponerse a beber y unirse a todo el descontrol que hay solo por tener una bandana.
A diferencia del otro, la ropa de chica era blanca. Solo una remera de manga corta oversize que le llegaba hasta las rodillas. No se veía que llevaba abajo, ya que lo escondía la prenda de arriba, pero parecía tener un short. Su calzado también era de aquel color. Al verla hablar ya varias veces, pudo divisar que en su lengua tenía un piercing.
Cuando se volteó a ver nuevamente al alto y preguntar, el hombre parecía estar ya más suelto. Parecía que ya había un problema menos por el que preocuparse y podía ocuparse al cien por cien de la kunoichi.
—Bien, verás. Hacemos música y esto es un ba-
—Hey, calla. No tiene porqué saber. — Dijo la muchacha adelantándose, pasando la puerta y poniéndose en frente de la chica, dejando al muchacho un poco más atrás. —Este lugar no es para menores de edad.
—Pero Midori, es una ninja... — Susurró muy bajo el muchacho, cerca de la oreja de su compañera.
—Me importa un culo.
En ese momento, parecía que el muchacho se asustó un poco y apretó un poco los dientes, sorprendido por la respuesta que dio la peliverde. Por lo contrario, esta última parecía bastante firme con lo que decía, cruzada de brazos y moviendo impaciente sus uñas pintadas de color negro.
—Es ninja pero aún sigue siendo menor. No puede hacerse la tonta, quedarse aquí hasta que esto empieza, y ponerse a beber y unirse a todo el descontrol que hay solo por tener una bandana.
A diferencia del otro, la ropa de chica era blanca. Solo una remera de manga corta oversize que le llegaba hasta las rodillas. No se veía que llevaba abajo, ya que lo escondía la prenda de arriba, pero parecía tener un short. Su calzado también era de aquel color. Al verla hablar ya varias veces, pudo divisar que en su lengua tenía un piercing.