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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#3
Hubo caminado durante varios minutos. Decenas de minutos, a decir verdad. El chico caminó a tanto como su resquebrajado chasis le permitía, hasta que topó con alguien cuyo interés o preocupación en lo ajeno era mayor a la que tenía sobre sus asuntos. No era algo extraño, era algo relativamente calculado. Era cuestión de tiempo que esa situación se diese.

*Crick* *Crick* *Crack*

El chico, cubierto en gran parte de la lluvia por el paraguas de la joven, llevó su mirada al brazo que no portaba el susodicho paraguas. Estaba extendido hacia él, ofertando su ayuda. Ésta saludó, afable. Tras ello acompañó el gesto con la pregunta. ¿Podía ayudarlo?.

¿Podía?.

El chico llevó su mirada entonces hacia el rostro de la chica, buscando ver quién era la que ofrecía ayuda de manera desinteresada.

*Crick* *Crick* *Crack*

Ese brusco sonido otra vez. Casi parecía causado por engranajes de metal chocando entre sí, en lo que desplazaban un trozo de madera u otro metal. Pero en apariencia, solo era el gesto del chico al ejecutarse. Apenas visto el rostro de la chica, el chico alzó levemente la suya, en un gesto que casi parecía decir que no era necesario.

*Crick* *Crick* *Crack*

Y otra vez pudo escucharse ese sonido tan peculiar. El chico pareció sonreir, parecía no requerir su ayuda. O al menos no pareció aceptarla.

Estoy bien. Muchas gracias, señorita. —Contestó sin mover los labios siquiera.

Dada la distancia, y la poca práctica del chico, la chica podría diferenciar que claramente se trataba de un henge extraño, o quizás un clon. El detalle más peculiar era que no había movidos un solo músculo facial para hablar. No parecía ni necesitar respirar. Su torso no hacía esos movimientos comunes en cualquier ser humano.
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RE: En casa de herrero, cuchara de... - por Senju Hayato - 24/01/2023, 21:33


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