30/01/2023, 04:37
A Kimi le parecía simplemente sorprendente lo mucho que el joven había avanzado con su técnicas. Sí, quizás no se movía su boca ni respiraba, pero podía ver todo lo que el muñeco veía y hablar a través de él. ¡Era increíble! La Kaminari no podía ni imaginarse lo complicado que sería algo como eso. De hecho, hasta ese momento ni siquiera sabía que era una posibilidad, pero ahora que lo sabía había empezado a soñar con la de cosas que podría hacer con una habilidad como esa.
«Antes de pensar en algo como eso, debería pensar en aprender lo más básico». Se detuvo a sí misma a tiempo.
Y es que, aunque Kimi era capaz de hacer cosas más complicadas como transformar su chakra en un elemento y utilizarlo para pelear cuerpo a cuerpo, ni siquiera podía ejecutar la técnica más básica de las que le enseñaron en la academia. No podía andar por el agua ni por las paredes. Tampoco podía crear clones, ni ilusiones, ni sellar objetos, ni nada. No era algo que le avergonzase, pues el motivo no era más que el hecho de que le había dado toda su atención al Karate Kaminari, pero sí era cierto que no saber hacer nada más que pelear era un problema que debía resolver tarde o temprano.
Kimi se agachó para ver como el titiritero arreglaba a Momo. No entendía nada de lo que estaba haciendo, pero le parecía realmente interesante ver como el chico apretaba cuerdas y recolocaba tubos.
Mientras el chico trabajaba en su muñeco, hizo un comentario que pilló algo por sorpresa a Kimi.
— ¿Eh? ¿Mis ojos? —Kimi se llevó ambas manos a la cara, tardando unos segundos en entender a qué se refería—. Oh. ¿Lo dice por el color?
Tan de cerca, Arata podría comprobar que la única diferencia no era el color, pues aunque su ojo derecho era bastante realista, tenía un brillo distinto a uno real. Podría notar que, al contrario que su ojo izquierdo, el protésico no solo reflejaba la luz como cualquier ojo, sino que emitía una muy leve luz roja desde el centro de la pupila.
«Antes de pensar en algo como eso, debería pensar en aprender lo más básico». Se detuvo a sí misma a tiempo.
Y es que, aunque Kimi era capaz de hacer cosas más complicadas como transformar su chakra en un elemento y utilizarlo para pelear cuerpo a cuerpo, ni siquiera podía ejecutar la técnica más básica de las que le enseñaron en la academia. No podía andar por el agua ni por las paredes. Tampoco podía crear clones, ni ilusiones, ni sellar objetos, ni nada. No era algo que le avergonzase, pues el motivo no era más que el hecho de que le había dado toda su atención al Karate Kaminari, pero sí era cierto que no saber hacer nada más que pelear era un problema que debía resolver tarde o temprano.
Kimi se agachó para ver como el titiritero arreglaba a Momo. No entendía nada de lo que estaba haciendo, pero le parecía realmente interesante ver como el chico apretaba cuerdas y recolocaba tubos.
Mientras el chico trabajaba en su muñeco, hizo un comentario que pilló algo por sorpresa a Kimi.
— ¿Eh? ¿Mis ojos? —Kimi se llevó ambas manos a la cara, tardando unos segundos en entender a qué se refería—. Oh. ¿Lo dice por el color?
Tan de cerca, Arata podría comprobar que la única diferencia no era el color, pues aunque su ojo derecho era bastante realista, tenía un brillo distinto a uno real. Podría notar que, al contrario que su ojo izquierdo, el protésico no solo reflejaba la luz como cualquier ojo, sino que emitía una muy leve luz roja desde el centro de la pupila.