12/02/2023, 20:23
Ya con el destornillador en manos, la kunoichi guardó el mismo en su lugar, el portaobjetos. Y estando todo en su debido sitio, la chica contestó al titiritero que no había sido molestia, que se alegraba de haber sido de ayuda. Se veía cortés, y realmente amable.
«Me alegro de haber tropezado con una persona así... Estaba un poco harto de ser el único educado y cortés de las últimas interacciones sociales. Que suerte.»
Poco después, la chica ofreció que podían tomar algo en el distrito comercial, que además le pillaba de paso, o era su destino actual. Fuese como fuese, era una gran ocasión para seguir practicando fuera del taller de sus padres. Así que si, sonaba genial.
—¿Le molesta si sigo usando a Momo, señorita Kaminari? Es una buena ocasión para practicar movimientos que no suelo hacer con mi creación. Si le es incómodo, por favor, dígamelo y la guardaré.
Preguntó a la chica, en lo que realizaba una escasa cadena de sellos, y tocaba la cabeza de su marioneta. Tras una leve cortina de humo, el títere tomó la apariencia de un hombre quizás una veintena de años mayor a ellos. Tenía rasgos muy parecidos a los del marionetista, como su color de cabello y sus ojeras, y vestía un kimono liso de color negro.
—Podría guardarlo en un pergamino, si lo prefieres así. —Insistió, con tal de no molestar a la chica.
«Me alegro de haber tropezado con una persona así... Estaba un poco harto de ser el único educado y cortés de las últimas interacciones sociales. Que suerte.»
Poco después, la chica ofreció que podían tomar algo en el distrito comercial, que además le pillaba de paso, o era su destino actual. Fuese como fuese, era una gran ocasión para seguir practicando fuera del taller de sus padres. Así que si, sonaba genial.
—¿Le molesta si sigo usando a Momo, señorita Kaminari? Es una buena ocasión para practicar movimientos que no suelo hacer con mi creación. Si le es incómodo, por favor, dígamelo y la guardaré.
Preguntó a la chica, en lo que realizaba una escasa cadena de sellos, y tocaba la cabeza de su marioneta. Tras una leve cortina de humo, el títere tomó la apariencia de un hombre quizás una veintena de años mayor a ellos. Tenía rasgos muy parecidos a los del marionetista, como su color de cabello y sus ojeras, y vestía un kimono liso de color negro.
—Podría guardarlo en un pergamino, si lo prefieres así. —Insistió, con tal de no molestar a la chica.