6/03/2023, 05:28
Kimi pudo ver como a Arata le empezaron a brillar los ojos de forma especial en cuanto ella le dijo que podía seguir hablándole del tema. Se notaba que era su pasión y que era algo que le hacía realmente feliz, aunque no fuese un tema del que pudiese hablar tan libremente con tanta gente. El joven le explicó como su familia esperaba una cosa de él, pero que lo que realmente quería Arata era convertirse en el mejor titiritero del mundo. Kimi lo entendía, aunque solo a medias. Sabía lo que era vivir con un buen nombre que mantener en una familia importante, solo que en su caso sus padres nunca le habían puesto mucha presión encima. Eso ya era algo que hacía ella sola.
— Ya veo... —Dijo Kimi. La situación en la que estaba Arata era complicada, pero ella le sonrió—. Aunque yo no me preocuparía. ¡Con tu habilidad, seguro que puedes hacer las dos cosas!
La Kaminari estaba tan absorta en su conversación que ni siquiera llegó a ver venir a un joven borracho que chocó contra Arata, un joven que, aunque Arata se disculpó, parecía realmente enfadado porque el marionetista le había manchado la ropa. El único problema con eso era que no había manera de que aquello fuese cierto. Arata no lo había manchado con nada y la calle era tan amplia que para haberse tropezado tendría que haberlo hecho a propósito, así que el tema claramente se trataba de una estafa, el borracho estaba buscando problemas, o simplemente estaba demasiado borracho. Fuese lo que fuese, no iba a permitir que se aprovechase de su nuevo amigo.
— Eso no es verdad, no le ha manchado nada. —Le dijo directamente, colocándose al lado de Arata—. Debería irse a casa, caballero. Ha bebido demasiado.
— Ya veo... —Dijo Kimi. La situación en la que estaba Arata era complicada, pero ella le sonrió—. Aunque yo no me preocuparía. ¡Con tu habilidad, seguro que puedes hacer las dos cosas!
La Kaminari estaba tan absorta en su conversación que ni siquiera llegó a ver venir a un joven borracho que chocó contra Arata, un joven que, aunque Arata se disculpó, parecía realmente enfadado porque el marionetista le había manchado la ropa. El único problema con eso era que no había manera de que aquello fuese cierto. Arata no lo había manchado con nada y la calle era tan amplia que para haberse tropezado tendría que haberlo hecho a propósito, así que el tema claramente se trataba de una estafa, el borracho estaba buscando problemas, o simplemente estaba demasiado borracho. Fuese lo que fuese, no iba a permitir que se aprovechase de su nuevo amigo.
— Eso no es verdad, no le ha manchado nada. —Le dijo directamente, colocándose al lado de Arata—. Debería irse a casa, caballero. Ha bebido demasiado.