8/03/2023, 18:57
Caminaron durante un rato, girando en algunas calles hasta bordear unas murallas dignas de mención. Cualquiera que se preguntase que era aquel lugar, pensaría que tal vez se trataba de algún edificio gubernamental importante; desde algo más lejos se podía observar un diseño clásico oriental, pero con partes que se levantaban más de lo habitual de la misma forma que los árboles de cemento y hierro que eran los edificios de Amegakure. Parte de las azoteas, así como algunas ventanas, se veían de una forma más tradicional, pero la formación era más moderna.
Llegarían hasta un portón de varios metros de alto y largo, casi sin sentido, abriendo una puerta de tamaño normal en la propia puerta metálica. Tras cruzar estos, la imponente casa se alzaría ante ellas, así como extensos jardines en los laterales y otros edificios que podrían ser tanto almacenes como casas de invitados. Era prácticamente como una pequeña ciudadela debido a la extensión del lugar.
Al llegar a la puerta de lo que parecía el edificio principal, que podría ser perfectamente el de un Damyio, la mujer abrió la puerta corriéndola hacia la derecha. El interior estaba hecho casi en su totalidad de una madera oscura pulida, que podría brillar con algo de luz directa. Se descalzó, y durante ese tiempo otra chica que parecía del servicio se les acercó a recibirlas. Tanto sus cabellos largos como sus ojos eran oscuros.
— ¿D-Donde esta la Señorita Saki?
— C-Creo que está en el patio trasero entrenando con el Señor Hida — respondió algo confundida al ver a la otra chica algo alterada y a Suzume.
— ¿¡Q-Qué!? ¡¿T-Todavía?! ¡L-Lleva casi una semana así!
— ¿C-Cómo? H-Hoy le toca entrenamiento
— ¡Lo sé, pero lleva ya demasiado tiempo sin descansar!
Suzume podría reconocer el nombre de Hida como uno de los encargados de Amegakure. Bayashi Hida, el veterano. El motivo por el que hubiera accedido a dar clases a una persona en solitario quedaba en el aire, pero a Suzume le había quedado claro que el dinero no era un problema en aquel lugar.
Llegarían hasta un portón de varios metros de alto y largo, casi sin sentido, abriendo una puerta de tamaño normal en la propia puerta metálica. Tras cruzar estos, la imponente casa se alzaría ante ellas, así como extensos jardines en los laterales y otros edificios que podrían ser tanto almacenes como casas de invitados. Era prácticamente como una pequeña ciudadela debido a la extensión del lugar.
Al llegar a la puerta de lo que parecía el edificio principal, que podría ser perfectamente el de un Damyio, la mujer abrió la puerta corriéndola hacia la derecha. El interior estaba hecho casi en su totalidad de una madera oscura pulida, que podría brillar con algo de luz directa. Se descalzó, y durante ese tiempo otra chica que parecía del servicio se les acercó a recibirlas. Tanto sus cabellos largos como sus ojos eran oscuros.
— ¿D-Donde esta la Señorita Saki?
— C-Creo que está en el patio trasero entrenando con el Señor Hida — respondió algo confundida al ver a la otra chica algo alterada y a Suzume.
— ¿¡Q-Qué!? ¡¿T-Todavía?! ¡L-Lleva casi una semana así!
— ¿C-Cómo? H-Hoy le toca entrenamiento
— ¡Lo sé, pero lleva ya demasiado tiempo sin descansar!
Suzume podría reconocer el nombre de Hida como uno de los encargados de Amegakure. Bayashi Hida, el veterano. El motivo por el que hubiera accedido a dar clases a una persona en solitario quedaba en el aire, pero a Suzume le había quedado claro que el dinero no era un problema en aquel lugar.