24/03/2023, 12:46
A Daigo se le iluminaron los ojos.
— ¿Su creador? ¡Impresionante! —De pronto él también tenía preguntas que hacerle. Le fascinaban demasiado las artes ninja, pero no era el momento de empezar a hablar de eso—. Eh... sí, continúo.
¿Por dónde se había quedado? Ah, sí. Había organizado una fuga.
— Conseguimos salir, aunque no quedamos muchos. Estuvimos una semana refugiados en una casa, hasta que llegó Eri-san junto a su grupo. Mientras Eri-san trataba a un animal shinobi que tenía un sello que lo impedía volver a casa, hablé con Yume-san para que me ayudasen a sacar también a dos compañeras. Una de mi edad y otra mayor. Apenas había aceptado, cuando nos enteramos de que habian guardias por la zona. —Entonces, Daigo se dio cuenta de que había ignorado un detallito—. Oh, disculpa. Se me olvidó explicar un detalle. Durante el combate, Zaide me destrozó la cadera. Pensaba que no volvería a andar y solo pude pelear al escapar gracias a una técnica que cree... el problema es que pone muchísima presión sobre mi cuerpo, así que en cuanto salimos... ya no podía moverme más. Pasé toda la semana en la que esperaba a Eri-san y el resto en cama.
Esta vez no esperaría a dejarle tiempo de preguntar. Ya estaba a punto de terminar la historia y podría preguntarle lo que quisiese al final.
— Por eso, como no podía escapar ni esconderme, el animal shinobi me llevó a los dominios de su familia, donde estuve meses hasta que he podido volver a caminar por mí mismo. —Le explicó—. Estuve en contacto con Eri-san todo el tiempo, hasta que el sello desapareció. Lo último que supe es que se estaban refugiándose en una posada. ¿Sabes algo de ellos, Datsue-san?
— ¿Su creador? ¡Impresionante! —De pronto él también tenía preguntas que hacerle. Le fascinaban demasiado las artes ninja, pero no era el momento de empezar a hablar de eso—. Eh... sí, continúo.
¿Por dónde se había quedado? Ah, sí. Había organizado una fuga.
— Conseguimos salir, aunque no quedamos muchos. Estuvimos una semana refugiados en una casa, hasta que llegó Eri-san junto a su grupo. Mientras Eri-san trataba a un animal shinobi que tenía un sello que lo impedía volver a casa, hablé con Yume-san para que me ayudasen a sacar también a dos compañeras. Una de mi edad y otra mayor. Apenas había aceptado, cuando nos enteramos de que habian guardias por la zona. —Entonces, Daigo se dio cuenta de que había ignorado un detallito—. Oh, disculpa. Se me olvidó explicar un detalle. Durante el combate, Zaide me destrozó la cadera. Pensaba que no volvería a andar y solo pude pelear al escapar gracias a una técnica que cree... el problema es que pone muchísima presión sobre mi cuerpo, así que en cuanto salimos... ya no podía moverme más. Pasé toda la semana en la que esperaba a Eri-san y el resto en cama.
Esta vez no esperaría a dejarle tiempo de preguntar. Ya estaba a punto de terminar la historia y podría preguntarle lo que quisiese al final.
— Por eso, como no podía escapar ni esconderme, el animal shinobi me llevó a los dominios de su familia, donde estuve meses hasta que he podido volver a caminar por mí mismo. —Le explicó—. Estuve en contacto con Eri-san todo el tiempo, hasta que el sello desapareció. Lo último que supe es que se estaban refugiándose en una posada. ¿Sabes algo de ellos, Datsue-san?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.