6/04/2023, 11:12
Aya estaba limpiando un pequeño cajon bien decorado de estilo tradicional, con algunos adornos a su alrededor y un gran cascabel arriba del todo del que caia una larga cuerda. Debajo, había otra caja con rejillas por las que se podía ver el brillo de alguna que otra moneda, pero no habia una gran abundancia.
— ¿Y no tienes ningún buen recuerdo del templo? Te has criado aquí ¿no? Seguro que de más pequeña correteabas por aquí queriendo ser una miko.
La peliblanca arrugó el ceño mientras se aferraba al paño a la vez que apretaba sus labios, dándole la espalda a Chika.
— ¡No, lo odio! ¡Yo no...! — Hizo una larga pausa antes de volver a hablar. — N-No... N-No odio el santuario
Entonces se detuvo, con los ojos un poco resplandecientes, reprimiendo las lagrimas.
— El santuario me recuerda mucho a mama, y por eso no me importa mantenerlo bien... — Añadió bajando mucho el ritmo de sus brazos.
— ¿Y no tienes ningún buen recuerdo del templo? Te has criado aquí ¿no? Seguro que de más pequeña correteabas por aquí queriendo ser una miko.
La peliblanca arrugó el ceño mientras se aferraba al paño a la vez que apretaba sus labios, dándole la espalda a Chika.
— ¡No, lo odio! ¡Yo no...! — Hizo una larga pausa antes de volver a hablar. — N-No... N-No odio el santuario
Entonces se detuvo, con los ojos un poco resplandecientes, reprimiendo las lagrimas.
— El santuario me recuerda mucho a mama, y por eso no me importa mantenerlo bien... — Añadió bajando mucho el ritmo de sus brazos.