15/04/2023, 21:02
(Última modificación: 16/04/2023, 20:15 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Daigo había sido teletransportado a mitad de oración, haciéndole sentir la sensación más extraña que había sentido jamás en su vida. Fue apenas un instante y para cuando se dio cuenta ya estaba en otro sitio, lo que lo hizo sentir aún más raro. En cuanto sus pies tocaron tierra de nuevo, Daigo miró a su alrededor, confundido. Podía ver las paredes de madera del despacho, la enorme espada que colgaba y a Kintsugi. Estaba en casa.
Miró a Datsue un segundo, antes de devolver la mirada a Kintsugi. El maldito hijo de su madre no le había avisado que iban a Kusagakure. No estaba preparado. Literalmente un segundo atrás estaba entre el caos y la muerte, tomando decisiones rápidamente para salvar todas las vidas posibles y ahora... ahora estaba en casa. Eran demasiados sentimientos de golpe.
Con los ojos vidriosos, el Kusajin hincó una rodilla y un puño en el suelo, agachando la cabeza y dejando hablar a Datsue mientras estaba a la espera de órdenes de cualquiera de los dos. En una conversación entre Kages no le correspondía a él hablar a menos que se lo indicasen.
Miró a Datsue un segundo, antes de devolver la mirada a Kintsugi. El maldito hijo de su madre no le había avisado que iban a Kusagakure. No estaba preparado. Literalmente un segundo atrás estaba entre el caos y la muerte, tomando decisiones rápidamente para salvar todas las vidas posibles y ahora... ahora estaba en casa. Eran demasiados sentimientos de golpe.
Con los ojos vidriosos, el Kusajin hincó una rodilla y un puño en el suelo, agachando la cabeza y dejando hablar a Datsue mientras estaba a la espera de órdenes de cualquiera de los dos. En una conversación entre Kages no le correspondía a él hablar a menos que se lo indicasen.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.