17/04/2023, 03:08
Luego de ver la puerta, método por el cual pudo o no haber entrado tranquilamente el supuesto ladrón, la ninja se desvió hacia otros lugares de la habitación. Empezó por el lado izquierdo, donde estaba el baterista sentado en esa mesa donde, realmente, no parecía que hubiera mucho más. Pasó de largo por allí y vio el espejo más de cerca con su respectivo mueble que estaba debajo de este. En el reflejo podía verse a ella y, más al fondo, parte de Midori acostada en el sofa, dependiendo del ángulo en el que vea el espejo.
En dicho mueble había tan solo apoyado un cenicero, aunque este tenía algunos cajones para abrir. La chica, haciendo su trabajo, fue abriendo y investigando detalladamente cada compartimiento. Pudo sentir, luego de abrir el primero, una o, mejor dicho, dos miradas clavadas en su espalda. Esa sensación de no saber exactamente si alguien te está mirando, aunque al mismo tiempo teniendo el presentimiento de que así es.
—Allí guardamos el dinero en esas ocasiones. — Mencionó tranquilo al notar por donde estaba mirando Sayori. —La primera vez fue en el cajón del medio, la segunda la guardamos en el último. Ya ahora no lo guardamos aquí, no lo sentimos tan seguro.
A pesar de cambiar la ubicación, ambas veces habían encontrado el dinero. Tampoco era algo tan difícil de encontrar, después de todo no había muchos más lugares donde esconder eso.
Abrió y vio los tres cajones. En ninguno de ellos encontró nada interesante, tan solo algún que otro accesorio de los integrantes de la banda. Sean pulseras, aros, collares de cuero, gomitas de cabello, entre cosas varias. Revolvió y revolvió, prestando la suficiente atención para darse cuenta que realmente no había nada allí.
Ya había visto la mitad de la habitación. Tan solo le quedaba el ropero, el cual tenía puertas plegables de madera y estaba metido contra la pared. Las puertas estan al nivel del piso y, de altura, llegan casi hasta el techo. Es bastante ancho, cubriendo parte del fondo de la habitación. Por otro lado, quedaba el lado derecho donde solo estaba el sofá y la querida cantante observando tranquila lo que hacía la chica.
En dicho mueble había tan solo apoyado un cenicero, aunque este tenía algunos cajones para abrir. La chica, haciendo su trabajo, fue abriendo y investigando detalladamente cada compartimiento. Pudo sentir, luego de abrir el primero, una o, mejor dicho, dos miradas clavadas en su espalda. Esa sensación de no saber exactamente si alguien te está mirando, aunque al mismo tiempo teniendo el presentimiento de que así es.
—Allí guardamos el dinero en esas ocasiones. — Mencionó tranquilo al notar por donde estaba mirando Sayori. —La primera vez fue en el cajón del medio, la segunda la guardamos en el último. Ya ahora no lo guardamos aquí, no lo sentimos tan seguro.
A pesar de cambiar la ubicación, ambas veces habían encontrado el dinero. Tampoco era algo tan difícil de encontrar, después de todo no había muchos más lugares donde esconder eso.
Abrió y vio los tres cajones. En ninguno de ellos encontró nada interesante, tan solo algún que otro accesorio de los integrantes de la banda. Sean pulseras, aros, collares de cuero, gomitas de cabello, entre cosas varias. Revolvió y revolvió, prestando la suficiente atención para darse cuenta que realmente no había nada allí.
Ya había visto la mitad de la habitación. Tan solo le quedaba el ropero, el cual tenía puertas plegables de madera y estaba metido contra la pared. Las puertas estan al nivel del piso y, de altura, llegan casi hasta el techo. Es bastante ancho, cubriendo parte del fondo de la habitación. Por otro lado, quedaba el lado derecho donde solo estaba el sofá y la querida cantante observando tranquila lo que hacía la chica.