26/04/2023, 19:08
Lo que caía sobre ella no eran las llamas de un dragón. Lo que caía sobre ella no era un incendio. No, lo que se le venía encima era el puro infierno.
Uno capaz de purgar la lepra. Uno capaz de evaporizar las bacterias que se había comido del lagartijo, y con ellas, su piel. Por primera vez en mucho tiempo, el miedo a morir por algo que no fuese una enfermedad le sacudió el corazón. Cerró los ojos, y golpeó con fuerza la cabeza del clon de Kaiba con su propia frente.
No tenía tiempo. No había lugar donde cobijarse.
Salvo por…
¡La lagartija!
El cadáver de la invocación de Kaiba seguía en el lago. Ōwatatsumi no perdió ni un segundo en pensarlo. Si lo hacía, su pavor a las bacterias la detendrían. Conteniendo la respiración, se tiró de cabeza sobre la boca abierta del gigantesco dragón de Komodo, refugiándose en el interior de su estómago.
Las llamas arrollaron el lago, evaporando toneladas y toneladas de agua, y derritiendo la piel del dragón. Ardía. Ardía demasiado incluso para ella. Y, entonces, pagó el precio de las puertas, y el mundo a su alrededor se volvió de noche.
Uno capaz de purgar la lepra. Uno capaz de evaporizar las bacterias que se había comido del lagartijo, y con ellas, su piel. Por primera vez en mucho tiempo, el miedo a morir por algo que no fuese una enfermedad le sacudió el corazón. Cerró los ojos, y golpeó con fuerza la cabeza del clon de Kaiba con su propia frente.
No tenía tiempo. No había lugar donde cobijarse.
Salvo por…
¡La lagartija!
El cadáver de la invocación de Kaiba seguía en el lago. Ōwatatsumi no perdió ni un segundo en pensarlo. Si lo hacía, su pavor a las bacterias la detendrían. Conteniendo la respiración, se tiró de cabeza sobre la boca abierta del gigantesco dragón de Komodo, refugiándose en el interior de su estómago.
Las llamas arrollaron el lago, evaporando toneladas y toneladas de agua, y derritiendo la piel del dragón. Ardía. Ardía demasiado incluso para ella. Y, entonces, pagó el precio de las puertas, y el mundo a su alrededor se volvió de noche.