17/02/2016, 23:39
Como lo temía, la doña de Daruu se encontraba cerca. Kaido se obligó a dar un vistazo a su alrededor a fin de cerciorarse de que Kiroe no le estuviese vigilando o algo similar. «Como aparezca, fijo me convierte en su cena»
Posteriormente, el joven con los cabellos alborotados comentó que se encontraban por allí de paso, por una temporada. Admitió además que estuvo entrenando una técnica secreta la cual le dejó exhausto y por ello se quedó dormido en mitad de los campos. Fue allí que Kaido se dio cuenta lo poco que conocía realmente a su compañero, además de los distintos encontronazos que tuvieron mutuamente.
Nunca le había visto pelear, ni sabía cuales eran sus habilidades. De hecho, no podía decir siquiera si Hanaiko era un buen tipo o no.
—Caí desde aquel risco que ves allá mientras intentaba subir hasta la ciudad de Yachi —lo señaló—. pero a mitad de camino he resbalado y por suerte estaba el río para frenarme, de lo contrario; Amegakure se habría quedado sin su preciado, amoroso y comprensivo tiburón.
Dejó entrever sus pequeñas navajas tras una mueca y continuó su intervención.
»Y tú sin un digno rival con el que pudieras probar esa supuesta técnica super secreta de la que hablas.
Lo cierto es que Kaido no pudo evitar sentir curiosidad. Se imaginó un sin fin de posibilidades y no reparó en ninguna que pudiera tratarse de la técnica que Daruu hablaba.
¿Qué tan poderosa podría ser?; ¿por qué era tan secreta?...
Interrogantes que no podría saber hasta que Daruu decidiera sacarla de la manga.
—Supongo que no estarías muy dispuesto a mostrármela ahora mismo, ¿o sí?
Posteriormente, el joven con los cabellos alborotados comentó que se encontraban por allí de paso, por una temporada. Admitió además que estuvo entrenando una técnica secreta la cual le dejó exhausto y por ello se quedó dormido en mitad de los campos. Fue allí que Kaido se dio cuenta lo poco que conocía realmente a su compañero, además de los distintos encontronazos que tuvieron mutuamente.
Nunca le había visto pelear, ni sabía cuales eran sus habilidades. De hecho, no podía decir siquiera si Hanaiko era un buen tipo o no.
—Caí desde aquel risco que ves allá mientras intentaba subir hasta la ciudad de Yachi —lo señaló—. pero a mitad de camino he resbalado y por suerte estaba el río para frenarme, de lo contrario; Amegakure se habría quedado sin su preciado, amoroso y comprensivo tiburón.
Dejó entrever sus pequeñas navajas tras una mueca y continuó su intervención.
»Y tú sin un digno rival con el que pudieras probar esa supuesta técnica super secreta de la que hablas.
Lo cierto es que Kaido no pudo evitar sentir curiosidad. Se imaginó un sin fin de posibilidades y no reparó en ninguna que pudiera tratarse de la técnica que Daruu hablaba.
¿Qué tan poderosa podría ser?; ¿por qué era tan secreta?...
Interrogantes que no podría saber hasta que Daruu decidiera sacarla de la manga.
—Supongo que no estarías muy dispuesto a mostrármela ahora mismo, ¿o sí?