18/02/2016, 22:37
La mirada del calvo estaba perdida en esa bichito que caminaba por la pared de enfrente a la puerta. Sus ojos lo seguían pero su mente estaba en otro lado. Tan enfrascado estaba en sus recuerdos que ni siquiera escuchó con claridad la conversación que mantenían los otros dos humanos y tampoco los movimientos de la kunoichi. Sus susurros continuaban, pero a un tono inaudible.
Eri, Eri, Eri, Eri...
Pensaba en eso como si no hubiese un mañana, sin embargo, algo le llamó la atención. Por primera vez desde que entraba a esa habitación el monje hacía un movimiento. Su mano izquierda buscó su nariz en un intento desesperado por tapar el olor que entraba por ella. Una vez acostumbrado al fuerte olor de la sangre pudo sentir un hedor más leve pero más profundo. Conocía ese olor, tanto como cualquier otra persona, era el olor a mierda. El tipo se había cagado en los pantalones, sus esfínteres le habían fallado.
Sus pensamientos sobre la muerte de Yota se habían ido volando y ahora, gracias a ese olor, recuperaba la consciencia sobre la realidad. Lo primero que vio fue a Noemi caminar por su izquierda y atravesar la puerta que Hiromi custodiaba desde el otro lado pero el pelado no la seguiría. Había que resistir al hedor a sangre y mierda y al terrible paisaje para averiguar un poco más. Tal vez el asesino se podría haber dejado algo y ellos lo estaban pasando por alto.
Solo en la habitación, el armario fue lo que más llamó su atención y allí se dirigió. Se acercó lo suficiente, tratando de respirar lo mínimo posible y por la boca para sentir menos el olor, y con ambas manos abrió el mueble esperando encontrar algo adentro.
«A ver que escondes» pensaba Karamaru mientras hacía rechinar las puertas de madera.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘