12/05/2015, 00:15
La situación estaba pasando de castaño a oscuros. Ante sus aterrorizados ojos, el shinobi había comenzado a temblar violentamente, y pronto Ayame comenzó a temer que le estuviese dando un ataque o algo parecido. Estaba dispuesta a preguntarle de nuevo cuando su exclamación la sobresaltó.
—D... ¡Daruu-san! Es cierto, ¡lo siento! —se disculpó, con efusivas reverencias. Aún tenía la cabeza apoyada sobre las manos en el suelo cuando percibió un nuevo golpe que volvió a asustarla. Y es que Daruu se había levantado tan repentinamente que se había vuelto a pegar de bruces contra el sauce más cercano—. ¡AAHH! ¿¡PERO QUÉ HACEEEES!?
Sin poder evitarlo, se abalanzó sobre el chico para comprobar su estado. Por suerte, y pese al chichón que debía haberse hecho en la cabeza a juzgar por el sonido del golpetazo, Daruu no había vuelto a perder el conocimiento. Ayame respiró hondo.
—Ay, no me asustes así... Deberías tener más cuidado —se llevó una mano al pecho y, acalorada, echó mano de la cantimplora que pendía de su obi y le dio un par de tragos. Daruu parecía conocer su nombre, aunque no era extraño si tenían en cuenta que pertenecían a la misma generación de genin—. Sí, soy Aotsuki Ayame. Perdona que confundiera tu nombre... no soy muy buena recordándolos...
Daruu observó el entorno que les rodeaba. Afirmaba no haber estado allí nunca antes, y Ayame se ruborizó ligeramente.
—Bueno... es mi... llamemoslo "rincón personal". Lo descubrí un día por casualidad y la verdad es que me gusta. Es recogido y no suele pasar la gente por aquí. Además, el aire está más limpio y aquí puedo encontrar la naturaleza que echo de menos dentro de la urbe... —se interrumpió de golpe, y sacudió ligeramente la cabeza—. Perdona, no quería aburrirte con mis tonterías. ¡Oye, veo que al final has conseguido graduarte! Tú eras ese chico con el que casi tropiezo al salir de clase, ¿no es así?
—D... ¡Daruu-san! Es cierto, ¡lo siento! —se disculpó, con efusivas reverencias. Aún tenía la cabeza apoyada sobre las manos en el suelo cuando percibió un nuevo golpe que volvió a asustarla. Y es que Daruu se había levantado tan repentinamente que se había vuelto a pegar de bruces contra el sauce más cercano—. ¡AAHH! ¿¡PERO QUÉ HACEEEES!?
Sin poder evitarlo, se abalanzó sobre el chico para comprobar su estado. Por suerte, y pese al chichón que debía haberse hecho en la cabeza a juzgar por el sonido del golpetazo, Daruu no había vuelto a perder el conocimiento. Ayame respiró hondo.
—Ay, no me asustes así... Deberías tener más cuidado —se llevó una mano al pecho y, acalorada, echó mano de la cantimplora que pendía de su obi y le dio un par de tragos. Daruu parecía conocer su nombre, aunque no era extraño si tenían en cuenta que pertenecían a la misma generación de genin—. Sí, soy Aotsuki Ayame. Perdona que confundiera tu nombre... no soy muy buena recordándolos...
Daruu observó el entorno que les rodeaba. Afirmaba no haber estado allí nunca antes, y Ayame se ruborizó ligeramente.
—Bueno... es mi... llamemoslo "rincón personal". Lo descubrí un día por casualidad y la verdad es que me gusta. Es recogido y no suele pasar la gente por aquí. Además, el aire está más limpio y aquí puedo encontrar la naturaleza que echo de menos dentro de la urbe... —se interrumpió de golpe, y sacudió ligeramente la cabeza—. Perdona, no quería aburrirte con mis tonterías. ¡Oye, veo que al final has conseguido graduarte! Tú eras ese chico con el que casi tropiezo al salir de clase, ¿no es así?