19/02/2016, 16:51
(Última modificación: 19/02/2016, 16:51 por Uchiha Akame.)
—Tiene razón —admitió Kazuma—, el bambú tiene muchos usos gracias a las particularidades de la planta… Recuerdo haber leído en alguna ocasión que mediante un tratamiento con fuego en la parte interior de los tallos, se puede conseguir que la parte externa se haga mucho más dura y que el borde se vuelva mucho más afilado.
Hida asintió, complacido, sin apartar la vista del suculento estofado.
-Vaya, Kazuma-kun, parece que estás bien informado. En efecto, la conseguir la dureza y consistencia necesaria, se debe templar el bambú a fuego lento -corroboró el jounin con satisfacción-. Una vez conocí a un shinobi cuya única arma era una lanza de bambú extremadamente afilada, e incluso tuve ocasión de verle combatir. Os sorprendería la efectividad de aquel artilugio.
La kunoichi, por su parte, se había evadido ya de la charla sobre armas de bambú. Su mente volaba lejos de allí, hacia el Sur, queriendo alcanzar los bosques de cerezos en flor y quedarse dormida una vez más en los brazos de su madre. Luego el amargo sabor de la realidad la depositó de nuevo en el suelo. Ese recuerdo nunca volvería a hacerse realidad. Anzu sacudió la cabeza, como si quisiera borrar de un plumazo aquellos pensamientos, y para distraerse decidió seguir dando un poco más de cuerda al gennin de Uzushiogakure.
-¿Hanami? ¿Qué es eso, algún tipo de fiesta?
Hida asintió, complacido, sin apartar la vista del suculento estofado.
-Vaya, Kazuma-kun, parece que estás bien informado. En efecto, la conseguir la dureza y consistencia necesaria, se debe templar el bambú a fuego lento -corroboró el jounin con satisfacción-. Una vez conocí a un shinobi cuya única arma era una lanza de bambú extremadamente afilada, e incluso tuve ocasión de verle combatir. Os sorprendería la efectividad de aquel artilugio.
La kunoichi, por su parte, se había evadido ya de la charla sobre armas de bambú. Su mente volaba lejos de allí, hacia el Sur, queriendo alcanzar los bosques de cerezos en flor y quedarse dormida una vez más en los brazos de su madre. Luego el amargo sabor de la realidad la depositó de nuevo en el suelo. Ese recuerdo nunca volvería a hacerse realidad. Anzu sacudió la cabeza, como si quisiera borrar de un plumazo aquellos pensamientos, y para distraerse decidió seguir dando un poco más de cuerda al gennin de Uzushiogakure.
-¿Hanami? ¿Qué es eso, algún tipo de fiesta?