19/02/2016, 17:30
(Última modificación: 19/02/2016, 17:32 por Uchiha Datsue.)
Datsue se cruzó de brazos ante la explicación de Tenrai. Que si plantas venenosas, que si animales salvajes… Al final no ha dicho una mierda. Qué decepción. Suspiró. Aquella charla había quedado a medio camino entre interesante y anecdótica. Pero así es la vida de un shinobi, ¿no? Un cúmulo de decepciones. Se le escapó una sonrisilla por su propia reflexión. Joder, estoy hecho todo un filósofo.
—¿Y si tu hijo no murió realmente?
La súbita intervención de su compañero le sacó de su ensimismamiento. ¿Qué quiere decir con…?
—Ya te digo, es muy extraño que el bribón se haya esfumado así como así; y que casualmente sólo encontrases su bandana. ¿No existe la posibilidad de que todo haya sido un montaje para escaparse o algo así?
Hmm… Eso podría tener mucho sent… ¿¡Qué demonios es eso!?
Datsue dio media vuelta, alarmado. Se oía la misma risa que hacía unos minutos, pero mucho más cercana. Y entonces lo pudo ver. Una figura se acercaba desde el otro lado del puente, arrastrando los pies. A medida que se acercaba, su silueta iba tomando forma. Tenía el pelo largo y sucio, tan grasiento como una bola de sebo al derretirse, que se confundía con una barba igual de descuidada y basta. A Datsue le dio la impresión de que no se había pasado por el peluquero en años.
Ni por el peluquero ni por el baño.
Todo en él parecía sucio: su ropa, si es que se le podía llamar ropa a unos harapos grises que cubrían toscamente un cuerpo desnutrido; su cara, famélica y que parecía haber pasado por una tormenta de arena; y sus dientes, de un color amarillento oxidado que mostraba cada vez que abría la boca para reírse a carcajadas.
—¡Ha… Ha… Ha…! —Datsue no había visto en su vida una risa tan falsa. Una risa que no incluía los ojos, que permanecían clavados en Kaido de la misma forma en que lo miraría un perro rabioso. ¿Acaso se estaba riendo por lo que había dicho? ¿O le hacía gracia su piel azulada y sus dientes serrados?—. ¡Ju… Ji… Ha… Ha…!
La forma tan extraña que tenía aquel hombre para carcajearse hizo que se le pusieran los pelos de punta. El nuevo invitado a la conversación se dejó caer sobre uno de los postes que había al borde del puente, que se imaginó Datsue estaban para evitar caídas tontas, y se quedó mirando alternativamente a los tres que permanecían de pie, con una mirada entre curiosa y, simplemente, desprovista de todo raciocinio.
¿Pero por qué cojones no paran de aparecer tipos raros? Y este viene de dentro… ¡Un momento! Por casualidad no será… Datsue miró de pronto a Tenrai. ¿Sería aquel su hijo perdido…?
—¿Y si tu hijo no murió realmente?
La súbita intervención de su compañero le sacó de su ensimismamiento. ¿Qué quiere decir con…?
—Ya te digo, es muy extraño que el bribón se haya esfumado así como así; y que casualmente sólo encontrases su bandana. ¿No existe la posibilidad de que todo haya sido un montaje para escaparse o algo así?
Hmm… Eso podría tener mucho sent… ¿¡Qué demonios es eso!?
Datsue dio media vuelta, alarmado. Se oía la misma risa que hacía unos minutos, pero mucho más cercana. Y entonces lo pudo ver. Una figura se acercaba desde el otro lado del puente, arrastrando los pies. A medida que se acercaba, su silueta iba tomando forma. Tenía el pelo largo y sucio, tan grasiento como una bola de sebo al derretirse, que se confundía con una barba igual de descuidada y basta. A Datsue le dio la impresión de que no se había pasado por el peluquero en años.
Ni por el peluquero ni por el baño.
Todo en él parecía sucio: su ropa, si es que se le podía llamar ropa a unos harapos grises que cubrían toscamente un cuerpo desnutrido; su cara, famélica y que parecía haber pasado por una tormenta de arena; y sus dientes, de un color amarillento oxidado que mostraba cada vez que abría la boca para reírse a carcajadas.
—¡Ha… Ha… Ha…! —Datsue no había visto en su vida una risa tan falsa. Una risa que no incluía los ojos, que permanecían clavados en Kaido de la misma forma en que lo miraría un perro rabioso. ¿Acaso se estaba riendo por lo que había dicho? ¿O le hacía gracia su piel azulada y sus dientes serrados?—. ¡Ju… Ji… Ha… Ha…!
La forma tan extraña que tenía aquel hombre para carcajearse hizo que se le pusieran los pelos de punta. El nuevo invitado a la conversación se dejó caer sobre uno de los postes que había al borde del puente, que se imaginó Datsue estaban para evitar caídas tontas, y se quedó mirando alternativamente a los tres que permanecían de pie, con una mirada entre curiosa y, simplemente, desprovista de todo raciocinio.
¿Pero por qué cojones no paran de aparecer tipos raros? Y este viene de dentro… ¡Un momento! Por casualidad no será… Datsue miró de pronto a Tenrai. ¿Sería aquel su hijo perdido…?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado