19/02/2016, 17:55
— Bien… Creo que ya no tengo nada más para preguntarle señor Hiromi… ¿Cierto...?
—Mura Hiromi, así es —corroboró el sacerdote.
— Bien, me retiro a buscar algo más en algún otro lado, haré lo posible por no representar una molestia en el trabajo de los demás.
—Bien. —Hiromi parecía aliviado de poder salir de la habitación. Acompañó a Noemi hasta la salida, dejando a un Karamaru que parecía seguir intrigado en algo...
El shinobi de Amegakure se atrevió a adentrarse más en la habitación y abrir el armario. No halló nada remarcable. En el interior había una colección de chaquetas de piel, chubasqueros y jerseys de lana gruesa colgados en perchas. Encima de éstas, un tablón de madera soportaba una pila de pantalones bien doblados y planchados.
Mientras tanto, Yoshi, que ahuecaba las manos para soplar en el interior de ellas y calentarse, sonrió al ver salir al sacerdote y la kunoichi.
—¿Qué tal la inspección? ¿Habéis encontrado muchas pistas? —preguntó a Noemi en un tono esperanzado. Quizá demasiado esperanzado.
—Es mi trabajo —respondió finalmente ante la indignación del chico—. Al igual que un posadero da cobijo al desamparado y comida al hambriento. Nadie pone el grito en el cielo por querer cobrarles, ¿no es cierto? —preguntó de forma retórica—. Pues lo mío es lo mismo.
El joven arrugó el ceño, juntando todavía más sus ojos de koala.
—Pues la muchacha no habló de ningún honorario. Dio la impresión de que lo hacía por simple bondad.
¿Por simple bondad? ¿Por simple bondad? Tú no eres imbécil, no… ¡Lo que eres es REMATADAMENTE IMBÉCIL!
—¡No nos perdamos en los detalles! —exclamó Datsue, intentando apaciguar su ira—. Vayamos a lo importante. Lo primero que necesitaré será un plano del pueblo.
—¿Un plano? —preguntó extrañada Yumiko.
—Un plano —afirmó con rotundidad—. Para orientarme. ¿Quién sería tan amable de…?
Como toda respuesta, Yumiko se levantó y desapareció tras la puerta que había detrás de la barra. Puerta que daba a la cocina, según dedujo Datsue. Bueno, no hay que ser muy listo para deducirlo. Creo que esta no me la voy a apuntar como una brillante deducción de un shinobi experto, sino más bien de sentido común.
Instantes después, Yumiko estaba de vuelta, con un pergamino en blanco, pluma y tinta. Sus enormes manos no tardaron en trazar un par de calles y unas figuras cuadradas que tenían toda la pinta de representar las casas. El dibujo no era muy bueno, a decir verdad. Parecía hecho por un crío de cinco años. Pero mientras se entendiese, Datsue no pronunciaría queja alguna.
—Aquí es donde estamos —dijo Yumiko, señalando una casa que había dibujado más grande que las otras. Como si pensase que Datsue no sería capaz de memorizarlo, escribió en ella la palabra: “Posada”—. Y esta es la casa de Ryoma —añadió, señalando un cuadrado que había al borde superior del mapa.
Datsue asintió ante sus indicaciones, y alzó una ceja en cuanto la mujer escribió el nombre de la víctima sobre la casa. ¿De verdad se cree que soy tan olvidadizo? Bueno, casi mejor… Porque los nombres sí que se me dan mal. Me servirá como recordatorio.
—¿Quién vive aquí? —preguntó, señalando la casa dibujada en frente a la de Ryoma—. Quizá haya podido ver algo…
—Mura Hiromi, así es —corroboró el sacerdote.
— Bien, me retiro a buscar algo más en algún otro lado, haré lo posible por no representar una molestia en el trabajo de los demás.
—Bien. —Hiromi parecía aliviado de poder salir de la habitación. Acompañó a Noemi hasta la salida, dejando a un Karamaru que parecía seguir intrigado en algo...
El shinobi de Amegakure se atrevió a adentrarse más en la habitación y abrir el armario. No halló nada remarcable. En el interior había una colección de chaquetas de piel, chubasqueros y jerseys de lana gruesa colgados en perchas. Encima de éstas, un tablón de madera soportaba una pila de pantalones bien doblados y planchados.
Mientras tanto, Yoshi, que ahuecaba las manos para soplar en el interior de ellas y calentarse, sonrió al ver salir al sacerdote y la kunoichi.
—¿Qué tal la inspección? ¿Habéis encontrado muchas pistas? —preguntó a Noemi en un tono esperanzado. Quizá demasiado esperanzado.
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—Es mi trabajo —respondió finalmente ante la indignación del chico—. Al igual que un posadero da cobijo al desamparado y comida al hambriento. Nadie pone el grito en el cielo por querer cobrarles, ¿no es cierto? —preguntó de forma retórica—. Pues lo mío es lo mismo.
El joven arrugó el ceño, juntando todavía más sus ojos de koala.
—Pues la muchacha no habló de ningún honorario. Dio la impresión de que lo hacía por simple bondad.
¿Por simple bondad? ¿Por simple bondad? Tú no eres imbécil, no… ¡Lo que eres es REMATADAMENTE IMBÉCIL!
—¡No nos perdamos en los detalles! —exclamó Datsue, intentando apaciguar su ira—. Vayamos a lo importante. Lo primero que necesitaré será un plano del pueblo.
—¿Un plano? —preguntó extrañada Yumiko.
—Un plano —afirmó con rotundidad—. Para orientarme. ¿Quién sería tan amable de…?
Como toda respuesta, Yumiko se levantó y desapareció tras la puerta que había detrás de la barra. Puerta que daba a la cocina, según dedujo Datsue. Bueno, no hay que ser muy listo para deducirlo. Creo que esta no me la voy a apuntar como una brillante deducción de un shinobi experto, sino más bien de sentido común.
Instantes después, Yumiko estaba de vuelta, con un pergamino en blanco, pluma y tinta. Sus enormes manos no tardaron en trazar un par de calles y unas figuras cuadradas que tenían toda la pinta de representar las casas. El dibujo no era muy bueno, a decir verdad. Parecía hecho por un crío de cinco años. Pero mientras se entendiese, Datsue no pronunciaría queja alguna.
—Aquí es donde estamos —dijo Yumiko, señalando una casa que había dibujado más grande que las otras. Como si pensase que Datsue no sería capaz de memorizarlo, escribió en ella la palabra: “Posada”—. Y esta es la casa de Ryoma —añadió, señalando un cuadrado que había al borde superior del mapa.
Datsue asintió ante sus indicaciones, y alzó una ceja en cuanto la mujer escribió el nombre de la víctima sobre la casa. ¿De verdad se cree que soy tan olvidadizo? Bueno, casi mejor… Porque los nombres sí que se me dan mal. Me servirá como recordatorio.
—¿Quién vive aquí? —preguntó, señalando la casa dibujada en frente a la de Ryoma—. Quizá haya podido ver algo…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado