22/02/2016, 11:34
Allí se encontraba Riko, en plena capital del país del fuego, Tanzaku Gai, una de las grandes urbes del mundo, que con creces se había ganado este título. Un enorme número de personas recorría la ciudad en calidad de turista, paseando por toda ella, entrando a cada uno de los sitios emblemáticos, que, realmente, eran bastantes en aquella ciudad.
Pero, siendo sinceros, mucha más gente se dedicaba a ''divertirse'' un poco, los bares, prostíbulos y demás negocios de esta clase eran una de las grandes atracciones turísticas de la ciudad, y la gran mayoría estaban siempre hasta arriba sin importar mucho la hora que fuera. Y sí, por estas calles era por las que, sin saber muy bien por qué, el rastas había decidido dar una pequeña vuelta, y así conocer la ciudad en su totalidad, ¿quién sabía cuando iba a poder volver allí?
Con su bandana al cuello, que con todo lo que le había costado conseguirla, no se la iba a estar quitando cada dos por tres, su kimono y sus rastas recogidas en una coleta, el muchacho buscaba un bar en el que poder tomar algo tranquilamente, ya que el hambre estaba comenzando a aparecer. La idea de ''tranquilamente'' la desechó en cuanto se dio cuenta de la cantidad de gente que había, y entonces, decidió entrar al bar que estuviera más lleno, para llamar menos la atención, aunque eso era algo complicado.
No se dio cuenta de que la persona que caminaba justo delante de él, se frenó en seco, por lo que, irremediablemente, el genin de Uzushio se la llevó por delante, cayendo los dos estrepitosamente al suelo. Riko se levantó con agilidad, y le ofreció la mano a la muchacha que aún se encontraba en el suelo.
— Perdóname, has frenado tan bruscamente y yo iba tan a mi bola que no te he visto... ¿Estás bien? —
Si su intención era no llamar la atención, desde luego había fracasado, un gran número de personas les estaba mirando, y alguna risita se podía escuchar debido a lo que acababa de suceder.
Pero, siendo sinceros, mucha más gente se dedicaba a ''divertirse'' un poco, los bares, prostíbulos y demás negocios de esta clase eran una de las grandes atracciones turísticas de la ciudad, y la gran mayoría estaban siempre hasta arriba sin importar mucho la hora que fuera. Y sí, por estas calles era por las que, sin saber muy bien por qué, el rastas había decidido dar una pequeña vuelta, y así conocer la ciudad en su totalidad, ¿quién sabía cuando iba a poder volver allí?
Con su bandana al cuello, que con todo lo que le había costado conseguirla, no se la iba a estar quitando cada dos por tres, su kimono y sus rastas recogidas en una coleta, el muchacho buscaba un bar en el que poder tomar algo tranquilamente, ya que el hambre estaba comenzando a aparecer. La idea de ''tranquilamente'' la desechó en cuanto se dio cuenta de la cantidad de gente que había, y entonces, decidió entrar al bar que estuviera más lleno, para llamar menos la atención, aunque eso era algo complicado.
No se dio cuenta de que la persona que caminaba justo delante de él, se frenó en seco, por lo que, irremediablemente, el genin de Uzushio se la llevó por delante, cayendo los dos estrepitosamente al suelo. Riko se levantó con agilidad, y le ofreció la mano a la muchacha que aún se encontraba en el suelo.
— Perdóname, has frenado tan bruscamente y yo iba tan a mi bola que no te he visto... ¿Estás bien? —
Si su intención era no llamar la atención, desde luego había fracasado, un gran número de personas les estaba mirando, y alguna risita se podía escuchar debido a lo que acababa de suceder.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»