22/02/2016, 20:54
(Última modificación: 22/02/2016, 20:54 por Uchiha Akame.)
—Suena genial, me gustaría intentar hacer un viaje de entrenamiento con mi sensei algún día… —aseguró Kazuma mientras hacía una pausa en su comer—. Digo, suelo viajar y combatir con regularidad, pero siempre por necesidad y jamás por cuestiones entrenamiento.
Anzu enarcó una ceja ante las palabras del chico, pero no dijo nada hasta que hubo despachado la última cucharada de guiso. Su maestro parecía hambriento y apenas ella terminó le quitó el cuenco de las manos con cierto infantilismo, a lo que ella replicó con una carcajada. El jounin se sirvió por fin tres cazos de suculento estofado y empezó a comerlo con avidez.
-No jodas, ¿y cómo entrenas entonces? ¿Haciendo sudokus? -replicó por fin la kunoichi-. Así que no entrena combatiendo... Joder, espero que en Uzu no sean todos iguales o las van a pasar canutas en el Torneo.
-Pues en Takigakure nos gusta combatir. Y a mí, especialmente -agregó Anzu, tocándose el pecho con un pulgar henchido de orgullo-. ¡Nada como una buena pelea para fortalecer cuerpo y mente!
Como enardecida por sus propias palabras, la chica se puso en pie de un salto y empezó a realizar combos simples, con el viento como único oponente. Se movía con agilidad, aunque para el ojo experto de Hida, todavía era torpe y sus golpes, imprecisos. El jounin clavó entonces sus ojos en Kazuma -más concretamente, en la espada que llevaba-.
-Bella espada. Incluso desde aquí puedo notar que la factura es muy cuidada, y las proporciones son las correctas. Si no es indiscreción... ¿Herencia familiar, o simplemente eres un shinobi con suerte, Kazuma-kun?
Anzu enarcó una ceja ante las palabras del chico, pero no dijo nada hasta que hubo despachado la última cucharada de guiso. Su maestro parecía hambriento y apenas ella terminó le quitó el cuenco de las manos con cierto infantilismo, a lo que ella replicó con una carcajada. El jounin se sirvió por fin tres cazos de suculento estofado y empezó a comerlo con avidez.
-No jodas, ¿y cómo entrenas entonces? ¿Haciendo sudokus? -replicó por fin la kunoichi-. Así que no entrena combatiendo... Joder, espero que en Uzu no sean todos iguales o las van a pasar canutas en el Torneo.
-Pues en Takigakure nos gusta combatir. Y a mí, especialmente -agregó Anzu, tocándose el pecho con un pulgar henchido de orgullo-. ¡Nada como una buena pelea para fortalecer cuerpo y mente!
Como enardecida por sus propias palabras, la chica se puso en pie de un salto y empezó a realizar combos simples, con el viento como único oponente. Se movía con agilidad, aunque para el ojo experto de Hida, todavía era torpe y sus golpes, imprecisos. El jounin clavó entonces sus ojos en Kazuma -más concretamente, en la espada que llevaba-.
-Bella espada. Incluso desde aquí puedo notar que la factura es muy cuidada, y las proporciones son las correctas. Si no es indiscreción... ¿Herencia familiar, o simplemente eres un shinobi con suerte, Kazuma-kun?