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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#15
Se encontraba complacido o con el estómago lleno y calentito que viene a ser lo mismo. Ahora se sentía en mejores condiciones para charlar. La muchacha se terminó a prisa el cuenco y con la misma prisa su maestro lo tomó y procedió a servirse su porción. El sujeto comía con prisa mientras que su alumna se expresaba respecto a lo dicho por Kazuma.

No jodas, ¿y cómo entrenas entonces? ¿Haciendo sudokus? —dijo, como si le pareciera inconcebible aquella situación.

Me gustan los Sudokus —respondió calmadamente.

Pues en Takigakure nos gusta combatir. Y a mí, especialmente —agregó Anzu, tocándose el pecho con un pulgar henchido de orgullo—. ¡Nada como una buena pelea para fortalecer cuerpo y mente!

La Kunoichi se mostraba enérgica y orgullosa, como si acabara de recordar lo grandioso que era ser un combatiente. Dio un brinco y comenzó a pelear contra el aire mismo, lanzando golpes fuertes y rápidos pero sin ningún objetivo en específico.

Jejeje —El Ishimura no pudo contener una leve risilla sombría. De cierta manera le parecía simpática lo determinada y confiada que se mostraba, pero por otra parte también le parecía un poco triste el pensar en lo novicia e inocente que era.

«Todo es un desafío divertido hasta que te encuentras en una pelea de matar o morir —el pelo blanco vio reflejarse en la chica su misma manera de pensar al salir de la academia—. En aquellos días también pensaba que combatir y golpear a los abusivos era algo divertido… Hasta que descubrí el filo de Bohimei y me vi envuelto en peleas donde no sólo peligraba mi vida, sino que también la de otros a mi alrededor.»

Recordaba demasiado bien la primera vez que tuvo la obligación de quitar una vida… No, en realidad no se vio obligado… Tomó la decisión que mejor le parecía en aquel momento; acabar con aquella vida o permitir que la suya y la de otros más terminaran. A pesar de todo no se sentía culpable, pues ese era el camino que había escogido, pero de cierta manera si sentía su corazón un poco más pesado.

Mientras la chica seguía mostrando sus habilidades, el de Uzu lanzó una mirada gris y dura a Hida. Una mirada que para cualquiera con experiencia decía: “No se le puede culpar, pero un día tendrá que enfrentarse a la vida y darse cuenta de lo que es caminar al borde de aquel abismo mortal… Como todos los que hemos escogido este camino debemos hacer… como tu has hecho”. El experimentado Shinobi pareció entender lo que aquel mirar decía, como si le hubieran mirado así cientos de veces sus colegas, como si hubiera mirado así cientos de veces a quienes veía iniciar el camino del ninja.

Quizás notando lo sombría de la actitud del peliblanco, decidió cambiar el tema de conversación.

Más que una herencia es parte misma de la familia, pues es uno de los pilares de su fundación —respondió él—. En cuanto a la suerte no estoy seguro… Bohimei es “literalmente” la parte más fuerte de mi, pero su mera existencia también representa un peso enorme sobre mi ser.
[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]
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RE: El trueno que se escucha entre el bambú - por Hanamura Kazuma - 22/02/2016, 23:54


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