26/02/2016, 16:04
Cuando Katomi le dijo al chico que nunca había visto un día soleado sobre tierras de amegakure, éste quedó completamente sorprendido. Su eufórico rostro no podía contener esa expresión que daba a entender que le parecía increíble. Aunque la chica no entendía el porqué tanta sorpresa. Para ella había sido habitual desde hacía mucho. De hecho, mas de la mitad de su vida se la había pasado bajo agua, casi debería ser capaz de respirar bajo ésta, como un pez.
—No te creas que es demasiado triste, como bien dices, todo es acostumbrarse. La gente suele ser bastante vivaz, y aunque llueva sale a jugar a la pelota y a hacer las cosas como si no lloviese. Estamos tan acostumbrados al agua, que ni tan siquiera enfermamos o pillamos pulmonías a causa del frío y la lluvia.—
Tras de ello, el camarero hizo aparición. Ambos pidieron, y aunque la decisión de la chica había cambiado ligeramente, la de Riko continuó siendo la misma. Tras anotar lo que habían pedido en un cuaderno, el camarero se fue tan rápido como había venido. Eso sí, antes tropezó ligeramente con la chica, moviendo hasta la silla en la que se sentaba.
—Perdón, perdón, ha sido sin querer. Lamento mucho el golpe.— Se disculpó el camarero, atendiendo a una posición de suplica.
O lo había dramatizado mucho, o simplemente tenía miedo de perder el trabajo. La peliblanco no sabía muy bien si era dificil o no tomar un trabajo en aquella urbe, o en cualquier otra, así que no tenía muy claro el motivo por el cual se disculpó tanto. Sin embargo, tampoco era para enfadarse, ella misma había tropezado con algún otro una infinidad de veces. Hasta con el que se sentaba frente a ella.
Apurada, la chica gesticuló con las manos llevándolas de un lado a otro en una clara negación.
—Tranquilo, tranquilo, tranquilo. No ha sido nada.—
La chica recolocó su asiento, y se llevó la diestra hacia la cabellera. Tomó un mechón de pelo, y comenzó a rizarlo con tenue fuerza. Entre tanto, Riko le preguntó si ella también era kunoichi, shinobi mas bien preguntó. Además, inquirió que provenía de Uzushiogakure, y aclaró que no sabía si ella era shinobi porque no llevaba visible la bandana.
—Bueno, escondí la bandana al llegar a la ciudad, ya que había escuchado muchas tontería acerca de que en esta urbe odian a los shinobis y cosas parecidas. Soy genin de Amegakure.— Contestó sin rodeos.
—No te creas que es demasiado triste, como bien dices, todo es acostumbrarse. La gente suele ser bastante vivaz, y aunque llueva sale a jugar a la pelota y a hacer las cosas como si no lloviese. Estamos tan acostumbrados al agua, que ni tan siquiera enfermamos o pillamos pulmonías a causa del frío y la lluvia.—
Tras de ello, el camarero hizo aparición. Ambos pidieron, y aunque la decisión de la chica había cambiado ligeramente, la de Riko continuó siendo la misma. Tras anotar lo que habían pedido en un cuaderno, el camarero se fue tan rápido como había venido. Eso sí, antes tropezó ligeramente con la chica, moviendo hasta la silla en la que se sentaba.
—Perdón, perdón, ha sido sin querer. Lamento mucho el golpe.— Se disculpó el camarero, atendiendo a una posición de suplica.
O lo había dramatizado mucho, o simplemente tenía miedo de perder el trabajo. La peliblanco no sabía muy bien si era dificil o no tomar un trabajo en aquella urbe, o en cualquier otra, así que no tenía muy claro el motivo por el cual se disculpó tanto. Sin embargo, tampoco era para enfadarse, ella misma había tropezado con algún otro una infinidad de veces. Hasta con el que se sentaba frente a ella.
Apurada, la chica gesticuló con las manos llevándolas de un lado a otro en una clara negación.
—Tranquilo, tranquilo, tranquilo. No ha sido nada.—
La chica recolocó su asiento, y se llevó la diestra hacia la cabellera. Tomó un mechón de pelo, y comenzó a rizarlo con tenue fuerza. Entre tanto, Riko le preguntó si ella también era kunoichi, shinobi mas bien preguntó. Además, inquirió que provenía de Uzushiogakure, y aclaró que no sabía si ella era shinobi porque no llevaba visible la bandana.
—Bueno, escondí la bandana al llegar a la ciudad, ya que había escuchado muchas tontería acerca de que en esta urbe odian a los shinobis y cosas parecidas. Soy genin de Amegakure.— Contestó sin rodeos.