La chica terminó por desinflarse como un globo con un leve pinchazo. Decayó al escuchar la respuesta del joven, realmente le había negado la invitación en un principio por ser una chica. Realmente la decepcionó, tanto que su posición y gesticulación tomó símil a una marioneta recién dejada caer al suelo, salvo porque ésta no llegó a reposar del todo en el suelo. Estaba sucio, que si no lo mismo probaba.
Por otro lado, bien cierto era que terminó aceptando, y dejándola respirar. Todo un alivio después de haberla dejado a la altura de un bote de betún.
Tras una clara faceta de decepción, Katomi se llevó las manos a la cintura, casi como una tetera, y se giró hacia el lado contrario al chico. Estaba indignada, quizás le faltó elevar la cabeza para aclararlo un poco mas, aunque tampoco le faltaba un cartel luminoso. Sin mas, comenzó a andar, dejando caer en el camino un leve suspiro.
—Ya no me caes bien, Karamaru. Te invito porque he sido causante del incidente, no porque me apetezca comer contigo. Que conste.—
A buen grado, no era una persona de poner una buena cara ante gente que no le agradaba, aunque mas que eso, simplemente no era capaz de mentir. Le estaba diciendo lo que pensaba, sin decoros ni mierdas.
—Sarutobi es mi apellido. Puedes llamarme así, Habaki.—
De nuevo, atacó con un claro signo de estar ofendida. Le había dado tan solo su apellido, la forma mas cordial y lejana de tratar a una persona, y había usado el apellido del clan del pelado para dirigirse a él. Sin duda, ganarse su gracia le iba a costar al calvo.
Continuaría hasta la tienda mas proxima de sustentos alimenticios, aunque a saber si éste le seguía. Quizás ahora ni quisiera acompañarla, cosa que poco le importaba a ésta altura.
Por otro lado, bien cierto era que terminó aceptando, y dejándola respirar. Todo un alivio después de haberla dejado a la altura de un bote de betún.
Tras una clara faceta de decepción, Katomi se llevó las manos a la cintura, casi como una tetera, y se giró hacia el lado contrario al chico. Estaba indignada, quizás le faltó elevar la cabeza para aclararlo un poco mas, aunque tampoco le faltaba un cartel luminoso. Sin mas, comenzó a andar, dejando caer en el camino un leve suspiro.
—Ya no me caes bien, Karamaru. Te invito porque he sido causante del incidente, no porque me apetezca comer contigo. Que conste.—
A buen grado, no era una persona de poner una buena cara ante gente que no le agradaba, aunque mas que eso, simplemente no era capaz de mentir. Le estaba diciendo lo que pensaba, sin decoros ni mierdas.
—Sarutobi es mi apellido. Puedes llamarme así, Habaki.—
De nuevo, atacó con un claro signo de estar ofendida. Le había dado tan solo su apellido, la forma mas cordial y lejana de tratar a una persona, y había usado el apellido del clan del pelado para dirigirse a él. Sin duda, ganarse su gracia le iba a costar al calvo.
Continuaría hasta la tienda mas proxima de sustentos alimenticios, aunque a saber si éste le seguía. Quizás ahora ni quisiera acompañarla, cosa que poco le importaba a ésta altura.