29/02/2016, 14:48
(Última modificación: 29/02/2016, 18:22 por Uchiha Akame.)
La kunoichi arqueó una ceja ante la reverencia de Daruu. Qué educado, ¿quedaré como una paleta si no sé hacer una reverencia? Y, ciertamente, no sabía. Hida-sensei nunca se había preocupado de enseñarle las sutilezas del protocolo de corrección, ya fuera el de Takigakure o el de cualquier otro sitio. Con tan sólo diez meses para preparar su examen de graduación, maestro y alumna habían tenido que centrarse en materias más acuciantes.
—No te voy a mentir, sí que tengo ganas. Pero me preocupan las heridas. ¿Qué pasa si me caigo o si me pegas tú, aunque acordemos que es sólo un sparring? No quiero saberlo -rió Daruu-.
Anzu dejó escapar una carcajada sonora; le estaba cayendo bien aquel tipo.
-¡Entonces no se hable más! Nos mediremos cuando te hayas recuperado, y entonces espero que seas tan duro como en el Torneo -apuntilló la chica, guiñándole un ojo. Por experiencia sabía que algunos ninjas tenían la mala costumbre de no dar el doscientos por cien en cada entrenamiento-. No me extraña que luego hagan el ridículo, como en este evento.
-Bueno, lo prometido es deuda. Atenta.
Daruu colocó la palma derecha hacia arriba y puso cara de concentración. La Yotsuki le observaba atentamente, intentando no perderse ni un detalle. Con un destello verdoso, el aire mismo pareció agitarse en torno a aquella mano extendida. Momentos después, una esfera casi perfecta de vibrante chakra color hierba giraba a toda velocidad en la palma de Daruu.
-Vaya, sí que es una técnica impresionante. Y lo ha hecho sin sellos. Más que Ninjutsu, yo diría que se parece a mi Nintaijutsu.
Anzu prolongó su silencio unos instantes más, tratando de grabarse a fuego en la memoria la técnica que acababa de ver. El recuerdo de aquel Uchiha siendo lanzado por los aires como un muñeco de trapo todavía estaba fresco. Conocer una técnica como esa era la clase de información que podía evitarte un par de costillas rotas.
-Supongo que ahora querrás que te enseñe alguna de mis técnicas a cambio, ¿no? -preguntó la kunoichi, y en su voz se notaba el orgullo que sentía cuando hablaba de su repertorio-. Está bien, está bien... ¿Alguna vez has oído hablar del Nintaijutsu?
—No te voy a mentir, sí que tengo ganas. Pero me preocupan las heridas. ¿Qué pasa si me caigo o si me pegas tú, aunque acordemos que es sólo un sparring? No quiero saberlo -rió Daruu-.
Anzu dejó escapar una carcajada sonora; le estaba cayendo bien aquel tipo.
-¡Entonces no se hable más! Nos mediremos cuando te hayas recuperado, y entonces espero que seas tan duro como en el Torneo -apuntilló la chica, guiñándole un ojo. Por experiencia sabía que algunos ninjas tenían la mala costumbre de no dar el doscientos por cien en cada entrenamiento-. No me extraña que luego hagan el ridículo, como en este evento.
-Bueno, lo prometido es deuda. Atenta.
Daruu colocó la palma derecha hacia arriba y puso cara de concentración. La Yotsuki le observaba atentamente, intentando no perderse ni un detalle. Con un destello verdoso, el aire mismo pareció agitarse en torno a aquella mano extendida. Momentos después, una esfera casi perfecta de vibrante chakra color hierba giraba a toda velocidad en la palma de Daruu.
-Vaya, sí que es una técnica impresionante. Y lo ha hecho sin sellos. Más que Ninjutsu, yo diría que se parece a mi Nintaijutsu.
Anzu prolongó su silencio unos instantes más, tratando de grabarse a fuego en la memoria la técnica que acababa de ver. El recuerdo de aquel Uchiha siendo lanzado por los aires como un muñeco de trapo todavía estaba fresco. Conocer una técnica como esa era la clase de información que podía evitarte un par de costillas rotas.
-Supongo que ahora querrás que te enseñe alguna de mis técnicas a cambio, ¿no? -preguntó la kunoichi, y en su voz se notaba el orgullo que sentía cuando hablaba de su repertorio-. Está bien, está bien... ¿Alguna vez has oído hablar del Nintaijutsu?