29/02/2016, 19:18
(Última modificación: 29/02/2016, 20:58 por Uchiha Akame.)
Anzu soltó un bufido socarrón ante la respuesta del gennin. Menudo lumbreras, éste seguro que no era el primero de la clase. Luego simplemente se rió de lo obvio. Se agachó y empezó a buscar en su mochila caqui; así estuvo durante un rato. Parecía mentira que, por su tamaño, aquella mochila pudiera guardar tantas cosas. Mientras la Yotsuki buscaba con avidez en los recovecos de la bolsa, Daruu alcanzó a ver algunos de los utensilios que la chica iba revolviendo de un lado para otro. Un paquete de vendas blancas, una chaqueta color ocre, un par de tarros de lo que parecían ser analgésicos, un pergamino, un libro de bolsillo con la tapa de color bambú...
-¡Aquí estás! -exclamó la kunoichi, triunfante, sacando una esfera negra de apariencia compacta, y tan grande como la palma de un hombre adulto-.
-En efecto, Daruu-san, el Nintaijutsu se basa en la aplicación del Ninjutsu a movimientos de Taijutsu para elevar el combate cercano a un nuevo nivel.
Anzu tomó la esfera con ambas manos, la dejó en el suelo y se alejó un par de metros. Formó el sello del tigre, y casi al momento se pudo oír un chasquido proveniente de la misma. Como un autómata, la esfera se abrió por la mitad, derramando una especie de sustancia viscosa y de color negro. Ascendió en una columna de limo negro y empezó a tomar la forma de un hombre adulto. En apenas cuestión de veinte segundos, aquella sustancia azabache había formado un muñeco de entrenamiento perfectamente adecuado para recibir todo tipo de palizas.
-Mola, ¿eh? ¿Tenéis cosas de estas en Amegakure? -dijo la Yotsuki, riendo-. Daruu-san, te presento a mi ayudante, que me va a echar una mano para esta demostración.
El maniquí, inmóvil, se mantuvo de pie justo frente a la kunoichi. A pesar de la viscosidad presentada en la sustancia que lo había formado, su superficie lucía ahora un tono mate, parecido al de la pizarra. Anzu hizo una reverencia cómicamente exagerada, mirando a Daruu, y luego encaró a su inerte oponente. Flexionó las rodillas, tensando los músculos de las piernas, y retrajo su brazo derecho. Empezó a escucharse el chispeante sonido de su chakra Raiton acumulándose en torno al antebrazo y parte del codo; con un estallido de electricidad, una capa de energía azulada lo envolvió por completo instantes después.
-¡Lightning Lariat!
Como una centella, la Yotsuki salió disparada hacia el maniquí y le estampó su técnica en el torso. Fue un golpe de una violencia extrema, y Daruu pudo apreciar como todos los músculos del cuerpo de Anzu se tensaban momentos después. El pecho del muñeco refulgió con brillo azul durante unos instantes, curvándose como si estuviera apunto de romperse... Luego absorbió el chakra de aquel Nintaijutsu, y recuperó su forma original.
-Mi buen amigo nunca me falla -fue cuanto dijo la chica al terminar, apoyándose en el hombro del muñeco de entrenamiento-.
-¡Aquí estás! -exclamó la kunoichi, triunfante, sacando una esfera negra de apariencia compacta, y tan grande como la palma de un hombre adulto-.
-En efecto, Daruu-san, el Nintaijutsu se basa en la aplicación del Ninjutsu a movimientos de Taijutsu para elevar el combate cercano a un nuevo nivel.
Anzu tomó la esfera con ambas manos, la dejó en el suelo y se alejó un par de metros. Formó el sello del tigre, y casi al momento se pudo oír un chasquido proveniente de la misma. Como un autómata, la esfera se abrió por la mitad, derramando una especie de sustancia viscosa y de color negro. Ascendió en una columna de limo negro y empezó a tomar la forma de un hombre adulto. En apenas cuestión de veinte segundos, aquella sustancia azabache había formado un muñeco de entrenamiento perfectamente adecuado para recibir todo tipo de palizas.
-Mola, ¿eh? ¿Tenéis cosas de estas en Amegakure? -dijo la Yotsuki, riendo-. Daruu-san, te presento a mi ayudante, que me va a echar una mano para esta demostración.
El maniquí, inmóvil, se mantuvo de pie justo frente a la kunoichi. A pesar de la viscosidad presentada en la sustancia que lo había formado, su superficie lucía ahora un tono mate, parecido al de la pizarra. Anzu hizo una reverencia cómicamente exagerada, mirando a Daruu, y luego encaró a su inerte oponente. Flexionó las rodillas, tensando los músculos de las piernas, y retrajo su brazo derecho. Empezó a escucharse el chispeante sonido de su chakra Raiton acumulándose en torno al antebrazo y parte del codo; con un estallido de electricidad, una capa de energía azulada lo envolvió por completo instantes después.
-¡Lightning Lariat!
Como una centella, la Yotsuki salió disparada hacia el maniquí y le estampó su técnica en el torso. Fue un golpe de una violencia extrema, y Daruu pudo apreciar como todos los músculos del cuerpo de Anzu se tensaban momentos después. El pecho del muñeco refulgió con brillo azul durante unos instantes, curvándose como si estuviera apunto de romperse... Luego absorbió el chakra de aquel Nintaijutsu, y recuperó su forma original.
-Mi buen amigo nunca me falla -fue cuanto dijo la chica al terminar, apoyándose en el hombro del muñeco de entrenamiento-.