1/03/2016, 00:01
(Última modificación: 1/03/2016, 00:23 por Aotsuki Ayame.)
Su idea fue recibida con un silencio glacial que la estremeció de arriba a abajo. Intimidada, Ayame desvió la mirada hacia el suelo lamentando inmediatamente el haber soltado una idea como aquella. Sin embargo, contra todo pronóstico, Kiroe entró en escena con su alegría habitual:
—¡Oh, buena idea, Ayame-chanchan! —Ayame no pudo evitar parpadear varias veces, notablemente confundida ante aquella peculiar forma de referirse a ella—. Así podremos intentar reconducir esta encrucijada de insultos hacia algo más... agradable.
—Si es que eso es posible —en aquella ocasión fue Zetsuo quien frunció el ceño.
—Oh, pero vamos primero a dejar el equipaje. ¿Nos vemos dentro de una hora, sí?
Zetsuo asintió antes de cerrar la puerta tras de sí.
Lo primero que hizo Ayame fue dejar su mochila de equipaje sobre el futón que le correspondía. Ya habría tiempo de colocar el equipaje en los armarios empotrados, por lo que simplemente rebuscó en la bolsa una muda de ropa nueva que ponerse y se metió en el cuarto de baño.
—¡Voy a ducharme!
—¡Ni se te ocurra entretenerte niña! —le advirtió Zetsuo con una exclamación, antes de proseguir mascullando entre dientes—: Lo último que me faltaría es llegar tarde para tener la cena lista...
Un sonoro chillido desde el cuarto de baño hizo que Zetsuo y Kōri se levantaran al unísono, alarmados.
—¡Ayame! ¿Qué ocurre? —preguntó Kōri, al tiempo que golpeaba la puerta con sus nudillos.
—¡No hay agua caliente! ¡ME CONGELO!
La palmada que se dio Zetsuo en la frente debió escucharse por todo el hotel.
—Santa paciencia...
Por suerte, una hora después estaban los tres preparados y listos para acudir a la cena con Daruu y Kiroe. Los tres habían abandonado sus indumentarias shinobi y habían optado por unas ropas más simples y casuales como era una noche como aquella. Sin embargo, había ciertos rasgos que nunca cambiarían en ellos: Kōri vestía de blanco. Combinaba una camiseta fina con las mangas a medio remangar y pantalones largos, todos del mismo color impoluto. Zetsuo vestía con ropas oscuras y elegantes. Una chaqueta holgada, que hacía juego con los pantalones oscuros, cubría parcialmente una camisa de color claro. Y Ayame combinaba tonos azulados con negros. Llevaba un fino jersey que le quedaba más corto por los laterales que por delante y por detrás, de color azulado y con motivos florales. A Zetsuo y a Kōri les había costado convencerla de que no llevara la bandana ninja puesta sobre la frente, pero tras mucho insistir Ayame terminó por acceder y quitársela...
Para en su lugar ponerse una simple cinta de tela.
—Sólo espero que la cena sea más pacífica que el trayecto —murmuró para sí, y su hermano asintió junto a ella.
—¡Oh, buena idea, Ayame-chanchan! —Ayame no pudo evitar parpadear varias veces, notablemente confundida ante aquella peculiar forma de referirse a ella—. Así podremos intentar reconducir esta encrucijada de insultos hacia algo más... agradable.
—Si es que eso es posible —en aquella ocasión fue Zetsuo quien frunció el ceño.
—Oh, pero vamos primero a dejar el equipaje. ¿Nos vemos dentro de una hora, sí?
Zetsuo asintió antes de cerrar la puerta tras de sí.
Lo primero que hizo Ayame fue dejar su mochila de equipaje sobre el futón que le correspondía. Ya habría tiempo de colocar el equipaje en los armarios empotrados, por lo que simplemente rebuscó en la bolsa una muda de ropa nueva que ponerse y se metió en el cuarto de baño.
—¡Voy a ducharme!
—¡Ni se te ocurra entretenerte niña! —le advirtió Zetsuo con una exclamación, antes de proseguir mascullando entre dientes—: Lo último que me faltaría es llegar tarde para tener la cena lista...
Un sonoro chillido desde el cuarto de baño hizo que Zetsuo y Kōri se levantaran al unísono, alarmados.
—¡Ayame! ¿Qué ocurre? —preguntó Kōri, al tiempo que golpeaba la puerta con sus nudillos.
—¡No hay agua caliente! ¡ME CONGELO!
La palmada que se dio Zetsuo en la frente debió escucharse por todo el hotel.
—Santa paciencia...
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Por suerte, una hora después estaban los tres preparados y listos para acudir a la cena con Daruu y Kiroe. Los tres habían abandonado sus indumentarias shinobi y habían optado por unas ropas más simples y casuales como era una noche como aquella. Sin embargo, había ciertos rasgos que nunca cambiarían en ellos: Kōri vestía de blanco. Combinaba una camiseta fina con las mangas a medio remangar y pantalones largos, todos del mismo color impoluto. Zetsuo vestía con ropas oscuras y elegantes. Una chaqueta holgada, que hacía juego con los pantalones oscuros, cubría parcialmente una camisa de color claro. Y Ayame combinaba tonos azulados con negros. Llevaba un fino jersey que le quedaba más corto por los laterales que por delante y por detrás, de color azulado y con motivos florales. A Zetsuo y a Kōri les había costado convencerla de que no llevara la bandana ninja puesta sobre la frente, pero tras mucho insistir Ayame terminó por acceder y quitársela...
Para en su lugar ponerse una simple cinta de tela.
—Sólo espero que la cena sea más pacífica que el trayecto —murmuró para sí, y su hermano asintió junto a ella.