1/03/2016, 08:28
Como era de esperarse, Daruu se negó rotundamente a mostrar su técnica, alegando el secretismo existente tras lo que parecía ser una habilidad de aquellas que no se aprenden sino entrenando de la manera más ardua posible.
«Bueno, no perdía nada con intentarlo»
Ante la negativa de su compañero, el tiburón sólo pudo sentir mucha más curiosidad de la que tenía antes. Y un poco de temor, quizás; porque si un día decidía pegarse con Daruu de una buena vez, existía la posibilidad de que la usara en su contra. Y a saber lo poderosa que era, pero era el riesgo que tenía que correr por ser un hijo de puta busca-problemas.
De cualquier forma, y de la manera más repentina; el tema de la técnica secreta quedó en segundo plano. Porque Daruu advirtió la supuesta existencia de un Torneo, a realizarse en Bienvenida... del que él no sabía nada en lo absoluto.
Frunció el ceño y le miró como si le estuviesen tomando el pelo.
—¿Qué, un torneo? —repitió innecesariamente—. no sé nada de eso. ¿Cómo, cuándo, dónde?
A él que le gustaba pelear, la posibilidad de participar en una competencia era sin duda una posibilidad única en el mundo. ¿Patear culos ajenos sin que Yarou-dono pudiera soltarle una reprimenda?...
—Y no me digas que es muy tarde ya para anotarme, que te zurro ahora mismo y asisto en tu lugar.
No estaba bromeando.
«Bueno, no perdía nada con intentarlo»
Ante la negativa de su compañero, el tiburón sólo pudo sentir mucha más curiosidad de la que tenía antes. Y un poco de temor, quizás; porque si un día decidía pegarse con Daruu de una buena vez, existía la posibilidad de que la usara en su contra. Y a saber lo poderosa que era, pero era el riesgo que tenía que correr por ser un hijo de puta busca-problemas.
De cualquier forma, y de la manera más repentina; el tema de la técnica secreta quedó en segundo plano. Porque Daruu advirtió la supuesta existencia de un Torneo, a realizarse en Bienvenida... del que él no sabía nada en lo absoluto.
Frunció el ceño y le miró como si le estuviesen tomando el pelo.
—¿Qué, un torneo? —repitió innecesariamente—. no sé nada de eso. ¿Cómo, cuándo, dónde?
A él que le gustaba pelear, la posibilidad de participar en una competencia era sin duda una posibilidad única en el mundo. ¿Patear culos ajenos sin que Yarou-dono pudiera soltarle una reprimenda?...
—Y no me digas que es muy tarde ya para anotarme, que te zurro ahora mismo y asisto en tu lugar.
No estaba bromeando.