3/03/2016, 21:27
—¿Y tú quien coño eres, puto energúmeno de los huevos? —su voz se quebró al final.
—¿Quién soy yo? ¡JA! Esa es una buena pregunta... ¿Verdad que es una buena pregunta? —interpeló a Datsue. El Uchiha no supo qué responder. De hecho, empezaba a tener ganas de dar media vuelta y poner un par de kilómetros de distancia entre él y aquel maldito lugar, que parecía parir a un loco por cada minuto que moría un uzureño en combate—. La verdad, no lo recuerdo. Hmm… No —volvió a decir, negando con la cabeza—, definitivamente no lo recuerdo. ¿Alguna vez lo supe? —se interpeló, e inmediatamente después se carcajeó por su propia pregunta.
Su risa sonó estridente, chillona, y sin embargo, con una alarmante carencia de alegría. Una risa falsa que hacía a Datsue ponérsele la piel de gallina.
—¿¡Qué!?¿¡Por qué me miras así!? —chilló al Uchiha, colérico. De pronto, la aurora de misterio que envolvía a aquel hombre parecía mucho más amenazante—. ¿Crees que estoy loco? ¿¡Es eso!? —Datsue se quedó a medio camino de responder, con la boca entreabierta. Obviamente que lo pensaba, pero no había huevos a decirlo—. Qué divertido, ¿sabes? —continuó, pasando de parecer querer matarle a simplemente sonreír, con la misma facilidad de quien pasa de cagar a mear—. Aquí los locos sois vosotros. Sí… —afirmó, señalando a los tres—. Todas esas… maquiavélicas mentes. Retorcidas. Me intento imaginar qué os hace pensar todas esas cosas. ¡Locura! —chilló, con las venas del cuello hinchadas y los ojos a punto de salírsele de las órbitas—. ¡Eso debe ser! Y luego dicen que yo soy el loco… ¡JA! Pero la gente lo cree, ¿sabéis? Porque eso es seguro. Les ayuda a creer que ellos no lo están. Dicen: ese tío no hace cosas normales, no hace cosas corrientes, por lo tanto… ¡LOCO!
Sus ojos inquietos fueron a parar a Kaido, mientras Datsue soltaba un suspiro, aliviado de escapar del punto de mira de aquel demente. Lo que más asustaba de aquel chiflado no eran sus palabras sin sentido, sino precisamente su mirada. Tenía la mirada de un perro rabioso, y pese a estar sentado parecía que su cuerpo luchase a cada instante por mantenerse quieto. Por no atacar.
—¿Qué piensas tú, chico? ¿Estoy loco?
—¿Quién soy yo? ¡JA! Esa es una buena pregunta... ¿Verdad que es una buena pregunta? —interpeló a Datsue. El Uchiha no supo qué responder. De hecho, empezaba a tener ganas de dar media vuelta y poner un par de kilómetros de distancia entre él y aquel maldito lugar, que parecía parir a un loco por cada minuto que moría un uzureño en combate—. La verdad, no lo recuerdo. Hmm… No —volvió a decir, negando con la cabeza—, definitivamente no lo recuerdo. ¿Alguna vez lo supe? —se interpeló, e inmediatamente después se carcajeó por su propia pregunta.
Su risa sonó estridente, chillona, y sin embargo, con una alarmante carencia de alegría. Una risa falsa que hacía a Datsue ponérsele la piel de gallina.
—¿¡Qué!?¿¡Por qué me miras así!? —chilló al Uchiha, colérico. De pronto, la aurora de misterio que envolvía a aquel hombre parecía mucho más amenazante—. ¿Crees que estoy loco? ¿¡Es eso!? —Datsue se quedó a medio camino de responder, con la boca entreabierta. Obviamente que lo pensaba, pero no había huevos a decirlo—. Qué divertido, ¿sabes? —continuó, pasando de parecer querer matarle a simplemente sonreír, con la misma facilidad de quien pasa de cagar a mear—. Aquí los locos sois vosotros. Sí… —afirmó, señalando a los tres—. Todas esas… maquiavélicas mentes. Retorcidas. Me intento imaginar qué os hace pensar todas esas cosas. ¡Locura! —chilló, con las venas del cuello hinchadas y los ojos a punto de salírsele de las órbitas—. ¡Eso debe ser! Y luego dicen que yo soy el loco… ¡JA! Pero la gente lo cree, ¿sabéis? Porque eso es seguro. Les ayuda a creer que ellos no lo están. Dicen: ese tío no hace cosas normales, no hace cosas corrientes, por lo tanto… ¡LOCO!
Sus ojos inquietos fueron a parar a Kaido, mientras Datsue soltaba un suspiro, aliviado de escapar del punto de mira de aquel demente. Lo que más asustaba de aquel chiflado no eran sus palabras sin sentido, sino precisamente su mirada. Tenía la mirada de un perro rabioso, y pese a estar sentado parecía que su cuerpo luchase a cada instante por mantenerse quieto. Por no atacar.
—¿Qué piensas tú, chico? ¿Estoy loco?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado