6/03/2016, 20:47
¿Pero qué clase de broma es ésta?... ¿cómo osa Arashikage-sama a no invitar a su peleador estrella, el gran tiburón de Amegakure?
Pero de a poco fue entendiendo todo. Porque razón tuvo él al pensar que su repentino viaje a la ciudad de Yachi iba más allá del capricho de su mentor por tener calabazas en la alacena. Entonces se permitió unir conjeturas y pudo pensar que su salida de la aldea, quizás; tenía algo que ver con el hecho de que no supiera nada sobre el importante torneo al que Daruu había sido invitado.
Y él no.
Chasqueó la lengua y demostró su disconformidad ante la situación cruzando sus brazos.
—Pues me pregunto por qué Yui-sama no me ha invitado. O quizás sí lo ha hecho, pero... —calló en súbito, aunque luego retomó una idea diferente—. en fin, ya me enteraré cuando vuelva a casa. Por ahora tendrás que lamentarte el no poder pegarte conmigo en el puto torneo y yo el no poder darte a ti y a todos los demás una paliza.
Estaba molesto, eso era evidente. Pero no había forma de comprobar nada sin estar allá en su tierra y ni molestando a Daruu podría conseguir una invitación que hasta ese entonces no existía. Se sintió degradado, como si no le tuviesen en cuenta; aunque desechó la idea poco después al recordar su lugar en el mundo.
No todo dependía de Yui, si no del Consejo. Quizás ellos estaban detrás de todo ello.
—¿Y qué motivo hay detrás de un evento así?... con la situación tan turbia entre las tres aldeas, me cuesta creer que pudiéramos reunirnos todos en un solo lugar sin que las cosas se salieran de control.
Pero de a poco fue entendiendo todo. Porque razón tuvo él al pensar que su repentino viaje a la ciudad de Yachi iba más allá del capricho de su mentor por tener calabazas en la alacena. Entonces se permitió unir conjeturas y pudo pensar que su salida de la aldea, quizás; tenía algo que ver con el hecho de que no supiera nada sobre el importante torneo al que Daruu había sido invitado.
Y él no.
Chasqueó la lengua y demostró su disconformidad ante la situación cruzando sus brazos.
—Pues me pregunto por qué Yui-sama no me ha invitado. O quizás sí lo ha hecho, pero... —calló en súbito, aunque luego retomó una idea diferente—. en fin, ya me enteraré cuando vuelva a casa. Por ahora tendrás que lamentarte el no poder pegarte conmigo en el puto torneo y yo el no poder darte a ti y a todos los demás una paliza.
Estaba molesto, eso era evidente. Pero no había forma de comprobar nada sin estar allá en su tierra y ni molestando a Daruu podría conseguir una invitación que hasta ese entonces no existía. Se sintió degradado, como si no le tuviesen en cuenta; aunque desechó la idea poco después al recordar su lugar en el mundo.
No todo dependía de Yui, si no del Consejo. Quizás ellos estaban detrás de todo ello.
—¿Y qué motivo hay detrás de un evento así?... con la situación tan turbia entre las tres aldeas, me cuesta creer que pudiéramos reunirnos todos en un solo lugar sin que las cosas se salieran de control.