7/03/2016, 03:35
En una primera instancia parecía que el Uchiha estaba a gusto siendo abrazado e incluso parecía estar hipnotizado, pero todo eso cambió drásticamente en cuanto ella se echó hacia atrás. ~¿Lo habré imaginado? ~De ser el caso el interés de la kunoichi se vería afectado de manera positiva, un hombre que no terminaba de ceder a sus encantos era sin lugar a dudas algo fuera de lugar y que a ella al menos le interesaba pero él no tiene por qué saber nada, por lo menos no ahora que parece un niño de diez años.
De cualquier manera tenían algo sumamente importante de lo que ocuparse y era ese asesinato. Toda la información que la rubia había recopilado en cuestión de segundos se la transfirió a su compañero de cabellos oscuros aunque realmente era bastante poco lo que se había conseguido. —Si, golpe limpio. El cadáver de Ryoma por su parte está en la cama de su casa, recostado en calzoncillos con un montón de puñaladas por todo el torso, lo único que puedo deducir del arma es que ha de ser un filo pequeño ya que las heridas no lograban atravesarle la carne de lado a lado. —Poco y nada, pero algo era algo, raro que en una escena del crimen solo se pudiese hallar tan poca información al respecto pero este era el caso.
Entre tanta charla, Datsue sacó un mapa y en él señaló una casita que estaba justo frente a otra, según el plano esa era la casa de la mujer de Arashi, el borracho del pueblo. —Pues si, el primero a vigilar sería Arashi. Borracho, cornudo, qué se yo. —Respondió rascándose levemente la mejilla por encima de ese mechón de cabello curvado que señalaba a la comisura de sus propios labios.
»Pero tú sospechas también de Hiromi, ¿no? ¿Por qué? ¿Quién es ese hombre? ¿Es el que os acompañó a ti y al posadero? —
—Si, el anciano ese es Hiromi, es el sacerdote del pueblo. —Respondió desviando la mirada a la ventana que estaba detrás suyo como si pudiese verse algo además de la nada nevada. —Le pregunté a él si sabía algo de algún conflicto entre Ryoma y alguna otra persona y se negó rotundamente a responder, prefiere pensar que no es nadie del pueblo así que no te sorprendas si nos echan la culpa a nosotros. Aunque él haya sido el que dijo al posadero que no nos cobrase por nada. —Agregó luego mientras se acomodaba un poco mejor para estar sentada, aún con las piernas abiertas y extendidas frente a Datsue. —También hay un shinobi de Amegakure deambulando por aquí… Es un calvo con sombrero que intenta hacerse el interesante. —
Noemi le había dicho a su compañero prácticamente todo lo que había pasado en ese poco rato que estuvieron en la casa de Ryoma, nada del otro mundo e incluso podría decirse que Datsue había sacado mucha más información que ella. —Mi idea es ir mañana a buscar al borracho y a su mujer, a ver que pasa. Aunque… Le dije al sacerdote que se encargue de que todos se enteren de que yo estoy investigando el caso, a ver si el asesino muerde el anzuelo o se pone más torpe por ello. —
De cualquier manera tenían algo sumamente importante de lo que ocuparse y era ese asesinato. Toda la información que la rubia había recopilado en cuestión de segundos se la transfirió a su compañero de cabellos oscuros aunque realmente era bastante poco lo que se había conseguido. —Si, golpe limpio. El cadáver de Ryoma por su parte está en la cama de su casa, recostado en calzoncillos con un montón de puñaladas por todo el torso, lo único que puedo deducir del arma es que ha de ser un filo pequeño ya que las heridas no lograban atravesarle la carne de lado a lado. —Poco y nada, pero algo era algo, raro que en una escena del crimen solo se pudiese hallar tan poca información al respecto pero este era el caso.
Entre tanta charla, Datsue sacó un mapa y en él señaló una casita que estaba justo frente a otra, según el plano esa era la casa de la mujer de Arashi, el borracho del pueblo. —Pues si, el primero a vigilar sería Arashi. Borracho, cornudo, qué se yo. —Respondió rascándose levemente la mejilla por encima de ese mechón de cabello curvado que señalaba a la comisura de sus propios labios.
»Pero tú sospechas también de Hiromi, ¿no? ¿Por qué? ¿Quién es ese hombre? ¿Es el que os acompañó a ti y al posadero? —
—Si, el anciano ese es Hiromi, es el sacerdote del pueblo. —Respondió desviando la mirada a la ventana que estaba detrás suyo como si pudiese verse algo además de la nada nevada. —Le pregunté a él si sabía algo de algún conflicto entre Ryoma y alguna otra persona y se negó rotundamente a responder, prefiere pensar que no es nadie del pueblo así que no te sorprendas si nos echan la culpa a nosotros. Aunque él haya sido el que dijo al posadero que no nos cobrase por nada. —Agregó luego mientras se acomodaba un poco mejor para estar sentada, aún con las piernas abiertas y extendidas frente a Datsue. —También hay un shinobi de Amegakure deambulando por aquí… Es un calvo con sombrero que intenta hacerse el interesante. —
Noemi le había dicho a su compañero prácticamente todo lo que había pasado en ese poco rato que estuvieron en la casa de Ryoma, nada del otro mundo e incluso podría decirse que Datsue había sacado mucha más información que ella. —Mi idea es ir mañana a buscar al borracho y a su mujer, a ver que pasa. Aunque… Le dije al sacerdote que se encargue de que todos se enteren de que yo estoy investigando el caso, a ver si el asesino muerde el anzuelo o se pone más torpe por ello. —