8/03/2016, 01:26
(Última modificación: 8/03/2016, 01:43 por Hei.
Razón: me olvidé de la reverencia
)
El chico de los ojos, que medía un poco más que Hei, respondió, avalando la rareza de sus orbes. Mientras escuchaba lo que tenía que decir colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón e inclinó un poco su cabeza; su mirada apuntaba a la del extraño sujeto.
Pudo diferenciar una carcajada de fondo entre todo el ruido que había, cosa a la que no le dio importancia ya que se encontraban en un espacio publico. La gente se suele reír y no necesariamente de lo que uno hace. Pero su compañero pareció prestarle atención al origen de la alegría de esa risa; no era nada más y nada menos que la morocha de pelo blanco. Ya le había dado más importancia de lo era necesario al asunto.
El chico se disculpó, haciendo una reverencia, por haber chocado segundos antes, se excusó diciendo de que había sido descuidado, pues con tanta gente alrededor uno no se puede parar de repente. Fue por eso que capaz reaccionó y se movió unos pasos, alejándose del constante flujo de gente que caminaba entre las mesas. Hei pensó que debía hacer lo mismo, así que lo siguió.
— No pasa nada. — No tenía porqué disculparse, la culpa había sido en realidad de Hei. — Pero... una vez vi un perro, no sé si era ciego de un ojo... digo, ¿viste que hay perros que tienen un ojo blanco o algo por el estilo? No importa, seguro que lo tuyo es algo genético, ¿me equivoco? — Tragó saliva, no lo dejaría responder. — ¿Ves diferente con cada ojo? — Dejo la incógnita al aire al unisono que apoyaba su cabeza en unos de sus propios hombros, para ver lo que hacía la chica que seguía riéndose. Creyó haber hecho contacto visual.
Pudo diferenciar una carcajada de fondo entre todo el ruido que había, cosa a la que no le dio importancia ya que se encontraban en un espacio publico. La gente se suele reír y no necesariamente de lo que uno hace. Pero su compañero pareció prestarle atención al origen de la alegría de esa risa; no era nada más y nada menos que la morocha de pelo blanco. Ya le había dado más importancia de lo era necesario al asunto.
El chico se disculpó, haciendo una reverencia, por haber chocado segundos antes, se excusó diciendo de que había sido descuidado, pues con tanta gente alrededor uno no se puede parar de repente. Fue por eso que capaz reaccionó y se movió unos pasos, alejándose del constante flujo de gente que caminaba entre las mesas. Hei pensó que debía hacer lo mismo, así que lo siguió.
— No pasa nada. — No tenía porqué disculparse, la culpa había sido en realidad de Hei. — Pero... una vez vi un perro, no sé si era ciego de un ojo... digo, ¿viste que hay perros que tienen un ojo blanco o algo por el estilo? No importa, seguro que lo tuyo es algo genético, ¿me equivoco? — Tragó saliva, no lo dejaría responder. — ¿Ves diferente con cada ojo? — Dejo la incógnita al aire al unisono que apoyaba su cabeza en unos de sus propios hombros, para ver lo que hacía la chica que seguía riéndose. Creyó haber hecho contacto visual.