8/03/2016, 04:27
Al parecer tener los ojos de diferente color no afecta la vista y su problema de pigmentación de iris tiene nombre.
— No es mentira eso de que no te vas a dormir sin aprender algo nuevo. — Se decía a sí mismo mientras escuchaba al chico explicando su problema con sumo detalle. — Sería muy cool tener un gato con ojos de diferente color. —
Cuando terminó de hablar pareció hacer una pausa, unas de las que no se tiene permitido hablar, y continuó; se presentó y le invitó a comer. Pues el tal "Tatsuya" tenía las mismas intenciones que Hei, nuevas emociones. O bueno, eso supuso el bakutonero.
— Así que Tatsuya-san. Te veía con el nombre de alguna flor de aquí, la gente suele tener nombres que los identifican. — Tragó saliva y miró arriba, evidenciando un gesto de inseguridad. — Creo. — Le volvió a dirigir la mirada con gesto de desconformismo. — No importa. Hace como que no me escuchaste. — Sacó las manos de sus bolsillos e hizo formas imaginarias con sus manos, se entendía que era una gesto de negación. Sí, es de los que mueven los brazos mientras hablan. Lo aprendió de su abuela. Que está senil. Él no lo está.
— Mi nombre es Rokuro Hei. Llamame Hei, no me gusta mucho mi primer nombre. — Le recuerda a su familia. — Y sí, ahora que lo dices tengo algo de ham... — Antes de poder terminar de hablar fue interrumpido.
¿Adivinen quién era? Y sí, tenía que ser la morocha de pelo blanco. Al igual que Tatsuya se presentó e hizo una broma que interesó a Hei.
— ¿Hermanos? Ni en otra vida, ¿viste sus ojos? — Respondió Hei, señalando las orbes de Tatsuya y sonriendo al mismo tiempo. — Yo soy Hei, Anzu-san. — Cambio su postura a una picarona, colocando una de sus manos a la altura de su cintura, debajo de su haori y extendió la otra en busca de un apretón de manos.
El acercamiento le permitió a Hei poder observar con más detalle a estos dos sujetos, tan interesantes como él.
En primer lugar Tatsuya parecía estar armado con una especie de katana y llevaba ropajes de alta calidad, cosa que noto al hacer contacto con él cuando chocó. Hei está muy enterado en cuanto modas y vestuario se refiere. — De seguro es un Shinobi o Samurai. — Pensó.
Y luego Anzu, un libro abierto a no más poder. Cicatrices, tatuajes, pelo rapado y largo al mismo tiempo. — Si ella no es una Kunoichi que me parta un rayo. — Le emocionaba mucho poder probar su ninjutsu de batalla. Más todavía conseguir dos camaradas para hacer misiones y quién sabe qué más.
— No es mentira eso de que no te vas a dormir sin aprender algo nuevo. — Se decía a sí mismo mientras escuchaba al chico explicando su problema con sumo detalle. — Sería muy cool tener un gato con ojos de diferente color. —
Cuando terminó de hablar pareció hacer una pausa, unas de las que no se tiene permitido hablar, y continuó; se presentó y le invitó a comer. Pues el tal "Tatsuya" tenía las mismas intenciones que Hei, nuevas emociones. O bueno, eso supuso el bakutonero.
— Así que Tatsuya-san. Te veía con el nombre de alguna flor de aquí, la gente suele tener nombres que los identifican. — Tragó saliva y miró arriba, evidenciando un gesto de inseguridad. — Creo. — Le volvió a dirigir la mirada con gesto de desconformismo. — No importa. Hace como que no me escuchaste. — Sacó las manos de sus bolsillos e hizo formas imaginarias con sus manos, se entendía que era una gesto de negación. Sí, es de los que mueven los brazos mientras hablan. Lo aprendió de su abuela. Que está senil. Él no lo está.
— Mi nombre es Rokuro Hei. Llamame Hei, no me gusta mucho mi primer nombre. — Le recuerda a su familia. — Y sí, ahora que lo dices tengo algo de ham... — Antes de poder terminar de hablar fue interrumpido.
¿Adivinen quién era? Y sí, tenía que ser la morocha de pelo blanco. Al igual que Tatsuya se presentó e hizo una broma que interesó a Hei.
— ¿Hermanos? Ni en otra vida, ¿viste sus ojos? — Respondió Hei, señalando las orbes de Tatsuya y sonriendo al mismo tiempo. — Yo soy Hei, Anzu-san. — Cambio su postura a una picarona, colocando una de sus manos a la altura de su cintura, debajo de su haori y extendió la otra en busca de un apretón de manos.
El acercamiento le permitió a Hei poder observar con más detalle a estos dos sujetos, tan interesantes como él.
En primer lugar Tatsuya parecía estar armado con una especie de katana y llevaba ropajes de alta calidad, cosa que noto al hacer contacto con él cuando chocó. Hei está muy enterado en cuanto modas y vestuario se refiere. — De seguro es un Shinobi o Samurai. — Pensó.
Y luego Anzu, un libro abierto a no más poder. Cicatrices, tatuajes, pelo rapado y largo al mismo tiempo. — Si ella no es una Kunoichi que me parta un rayo. — Le emocionaba mucho poder probar su ninjutsu de batalla. Más todavía conseguir dos camaradas para hacer misiones y quién sabe qué más.