12/05/2015, 16:42
Tan ensimismada se encontraba en sus propios pensamientos acerca del legendario lugar en el que se encontraba, que no notó la presencia del recién llegado hasta que su voz infantil la sobresaltó.
—¡Ay! —exclamó, con un notorio brinco, y al girarse se vio cara a cara con un chiquillo algo más bajito que ella. La bandana que llevaba sobre la frente quedaba parcialmente oculta por sus cabellos oscuros, que caían sobre uno de los laterales de su rostro, por lo que en un principio no supo identificar el símbolo grabado en su superficie metálica. Sus ojos, oscuros como el café estaban clavados en ella en un gesto que parecía mediar la curiosidad—. Oh... hola. Lo siento, me he asustado.
El chico correspondió al saludo con cierto nerviosismo, quizás timidez, y Ayame esbozó una ligera sonrisa en respuesta. Con gesto distraído, la muchacha se agachó y tomó una piedra del camino que prácticamente ocupaba todo su puño.
—La verdad es que es increíble... Y pensar que hace unos doscientos años los tres Kage se llevaron por delante a las nueve bestias... No puedo ni imaginar lo que pasó entonces —comentó, al tiempo que lanzaba la piedra al aire una y otra vez, jugueteando con ella—. Oh, disculpa mis modales, mi nombre es Aotsuki Ayame. Eres un ninja, ¿verdad? ¿Qué te trae por aquí?
—¡Ay! —exclamó, con un notorio brinco, y al girarse se vio cara a cara con un chiquillo algo más bajito que ella. La bandana que llevaba sobre la frente quedaba parcialmente oculta por sus cabellos oscuros, que caían sobre uno de los laterales de su rostro, por lo que en un principio no supo identificar el símbolo grabado en su superficie metálica. Sus ojos, oscuros como el café estaban clavados en ella en un gesto que parecía mediar la curiosidad—. Oh... hola. Lo siento, me he asustado.
El chico correspondió al saludo con cierto nerviosismo, quizás timidez, y Ayame esbozó una ligera sonrisa en respuesta. Con gesto distraído, la muchacha se agachó y tomó una piedra del camino que prácticamente ocupaba todo su puño.
—La verdad es que es increíble... Y pensar que hace unos doscientos años los tres Kage se llevaron por delante a las nueve bestias... No puedo ni imaginar lo que pasó entonces —comentó, al tiempo que lanzaba la piedra al aire una y otra vez, jugueteando con ella—. Oh, disculpa mis modales, mi nombre es Aotsuki Ayame. Eres un ninja, ¿verdad? ¿Qué te trae por aquí?