10/03/2016, 12:28
La suerte en persona parecía habérseles aparecido, por culpa del ratero, habían perdido la mesa en la que se habían sentado en un principio, pero tenían que salir detrás de él, hubiera sido una tontería no ir por conservar la mesa, y, tal y como habían perdido una, llegaron y encontraron otra, gracias a que Riko preguntó al camarero, no tendrían que buscar otro sitio en el que pararse para disfrutar de un buen tentempié, pues rápidamente la parejita de ancianos pagó lo que debía y se levantaron.
Katomi, que se había adelantado un poco, ya estaba allí cuando los viejitos abandonaron la mesa, evitando así que nadie más se dirigiera a esa mesa, que ya era de su propiedad, al menos, durante un rato, que se lo habían ganado.
—Y dime, Riko. ¿Cómo es esa aldea oculta de la que vienes? Yo tan solo conozco de Amegakure, la verdad es que no estoy muy puesto con éste mundo.— Preguntó la peliblanca una vez se hubieron sentado.
— Pues bueno... Suele hacer buen tiempo, es algo tradicional... No sé, es tranquila. — Terminó por decir el rastas, que no quería hablar mucho del tema, y menos con alguien que pertenecía a otra villa, a saber lo que podría pasar en un futuro.
Mientras los muchachos hablaban Riko vio como el camarero salía a la terraza, ahora sí, el de verdad, o al menos eso esperaba, pues estaba ansioso de degustar aquel batido de chocolate blanco con nata...
— Ahí viene el camarero, tengamos las carteras protegidas, por si acaso... — Le dijo el pelinegro a Katomi en voz baja mientras sonreía.
Katomi, que se había adelantado un poco, ya estaba allí cuando los viejitos abandonaron la mesa, evitando así que nadie más se dirigiera a esa mesa, que ya era de su propiedad, al menos, durante un rato, que se lo habían ganado.
—Y dime, Riko. ¿Cómo es esa aldea oculta de la que vienes? Yo tan solo conozco de Amegakure, la verdad es que no estoy muy puesto con éste mundo.— Preguntó la peliblanca una vez se hubieron sentado.
— Pues bueno... Suele hacer buen tiempo, es algo tradicional... No sé, es tranquila. — Terminó por decir el rastas, que no quería hablar mucho del tema, y menos con alguien que pertenecía a otra villa, a saber lo que podría pasar en un futuro.
Mientras los muchachos hablaban Riko vio como el camarero salía a la terraza, ahora sí, el de verdad, o al menos eso esperaba, pues estaba ansioso de degustar aquel batido de chocolate blanco con nata...
— Ahí viene el camarero, tengamos las carteras protegidas, por si acaso... — Le dijo el pelinegro a Katomi en voz baja mientras sonreía.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»