11/03/2016, 04:16
—Cincuenta ryōs —repitió el tendero ante la incredulidad de Datsue.
—¿Cincuenta ryōs? ¿Por cuatro tallos mal colocados? —preguntó con voz aguda—. Debe estar de broma.
—Cuatro tallos mal… —el tendero parecía al borde de un ataque al corazón—. ¡Me ofende, señor! Estos sombreros están elaborados por el mejor de los artesanos. ¡Tallo a tallo! ¡Centímetro a centímetro!
—Sí, sí, sí —Datsue le daba la razón como a un loco—. Por supuesto, ¡y con paja secada al fuego del Amateratsu! ¿¡Que le parece esa?! —¿Timarme a mí? Lo que me faltaba… —. Cuéntele ese farol a otro, anda, y deme ese sombrero por veinte ryōs.
—¿¡Veinte…!? —La vena de la frente del tendero empezó a hincharse de forma alarmante—. ¡Imposible! No hombre no, ¡eso es un atraco! Que yo también necesito comer, oiga usted…
Que le tratasen de usted teniendo doce años mal contados era, cuanto menos, extraño. Pero en plena negociación, cuando el espíritu de las señoras feriantes inundaba su cuerpo, aquellos detalles no eran más que minucias para él.
—Dejémoslo en 25, pues —Datsue extendió la mano y le entregó cinco monedas de cinco. Nada más dejarlas caer sobre la palma del tendero, supo que había ganado. El hombre protestó, pidió un precio mayor, se quejó y finalmente lloriqueó con las pérdidas que estaba sufriendo con aquella venta. No le sirvió de nada. Cuando uno acepta el dinero de otro ya no hay nada que hacer. El peso de aquellas monedas sobre su mano era demasiado tentador como para dejarlas escapar.
Contento por su pequeña victoria —y más sabiendo que probablemente sería la última aquel día—, se colocó el kasa sobre la cabeza y se volteó para irse.
Vaya…
Para su sorpresa, Anzu seguía allí.
-Acogedor, ¿eh, socio? -interpeló a Datsue-. Igualito que el País del Río, ¡ja! Si no fuese por Amegakure, este sitio sería el culo de Onindo. ¿Qué razones puede tener alguien para venir desde allí hasta aquí?
—¡Puaj! Ni idea —dijo, empatizando con su manera de pensar—. Un poco de lluvia está bien, ¿pero esto? Qué horror… —Tras haberle devuelto aquella puya sobre su procedencia, al Uchiha ya no le caía tan mal. Aunque de ahí a que me caiga bien, hay un paso. O dos—. Pero debe haber una buena razón —aseguró—. ¿Por qué sino estarías aquí?
—¿Cincuenta ryōs? ¿Por cuatro tallos mal colocados? —preguntó con voz aguda—. Debe estar de broma.
—Cuatro tallos mal… —el tendero parecía al borde de un ataque al corazón—. ¡Me ofende, señor! Estos sombreros están elaborados por el mejor de los artesanos. ¡Tallo a tallo! ¡Centímetro a centímetro!
—Sí, sí, sí —Datsue le daba la razón como a un loco—. Por supuesto, ¡y con paja secada al fuego del Amateratsu! ¿¡Que le parece esa?! —¿Timarme a mí? Lo que me faltaba… —. Cuéntele ese farol a otro, anda, y deme ese sombrero por veinte ryōs.
—¿¡Veinte…!? —La vena de la frente del tendero empezó a hincharse de forma alarmante—. ¡Imposible! No hombre no, ¡eso es un atraco! Que yo también necesito comer, oiga usted…
Que le tratasen de usted teniendo doce años mal contados era, cuanto menos, extraño. Pero en plena negociación, cuando el espíritu de las señoras feriantes inundaba su cuerpo, aquellos detalles no eran más que minucias para él.
—Dejémoslo en 25, pues —Datsue extendió la mano y le entregó cinco monedas de cinco. Nada más dejarlas caer sobre la palma del tendero, supo que había ganado. El hombre protestó, pidió un precio mayor, se quejó y finalmente lloriqueó con las pérdidas que estaba sufriendo con aquella venta. No le sirvió de nada. Cuando uno acepta el dinero de otro ya no hay nada que hacer. El peso de aquellas monedas sobre su mano era demasiado tentador como para dejarlas escapar.
Contento por su pequeña victoria —y más sabiendo que probablemente sería la última aquel día—, se colocó el kasa sobre la cabeza y se volteó para irse.
Vaya…
Para su sorpresa, Anzu seguía allí.
-Acogedor, ¿eh, socio? -interpeló a Datsue-. Igualito que el País del Río, ¡ja! Si no fuese por Amegakure, este sitio sería el culo de Onindo. ¿Qué razones puede tener alguien para venir desde allí hasta aquí?
—¡Puaj! Ni idea —dijo, empatizando con su manera de pensar—. Un poco de lluvia está bien, ¿pero esto? Qué horror… —Tras haberle devuelto aquella puya sobre su procedencia, al Uchiha ya no le caía tan mal. Aunque de ahí a que me caiga bien, hay un paso. O dos—. Pero debe haber una buena razón —aseguró—. ¿Por qué sino estarías aquí?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado