11/03/2016, 17:54
Cuando las miradas se clavaban en ellos aún mas fuerte que la lluvia en sus ropajes, el chico enrojeció mas que el mismo astro rey. Se ruborizó de tal manera, que parecía ir a explotar en cualquier momento, o era un mero efecto visual de su extrema palidez. Fuera como fuera, sin duda quedar como pervertido ante todos le había dejado en shock por un instante.
Pese a ello, y ante la histérica mirada de Katomi, el chico se defendió con uñas y dientes. Según decía, solo intentaba llevarse bien con ella, así como con todo el mundo. No había tenido la mejor de las labias, pero al menos en ese último intento se había explicado bastante mejor. Tanto era así, que hasta Katomi lo entendió. Simplemente le había malinterpretado.
La chica quedó en silencio por un instante, y bajó los brazos. Ya no intentaba ponerse en una posición defensiva siquiera, parecía hasta relajada.
—¿Y no te hubiera sido mas sencillo explicarte desde un principio? Chico, eres tela de raro...—
Pese a ello, no se acercó tampoco. Aunque parecía haber entendido la situación, tampoco quería arriesgar a acercarse a ese sujeto, ante todo la seguridad. Tomó aire, y se mantuvo allí en pie. Mirándolo por el lado bueno, al menos no había salido corriendo o le había lanzado un katon.
—Mi nombre... es Katomi.—
Si, probablemente eso era lo mas cercano a una disculpa a lo que podía aspirar en esos momentos el pelado.
Pese a ello, y ante la histérica mirada de Katomi, el chico se defendió con uñas y dientes. Según decía, solo intentaba llevarse bien con ella, así como con todo el mundo. No había tenido la mejor de las labias, pero al menos en ese último intento se había explicado bastante mejor. Tanto era así, que hasta Katomi lo entendió. Simplemente le había malinterpretado.
La chica quedó en silencio por un instante, y bajó los brazos. Ya no intentaba ponerse en una posición defensiva siquiera, parecía hasta relajada.
—¿Y no te hubiera sido mas sencillo explicarte desde un principio? Chico, eres tela de raro...—
Pese a ello, no se acercó tampoco. Aunque parecía haber entendido la situación, tampoco quería arriesgar a acercarse a ese sujeto, ante todo la seguridad. Tomó aire, y se mantuvo allí en pie. Mirándolo por el lado bueno, al menos no había salido corriendo o le había lanzado un katon.
—Mi nombre... es Katomi.—
Si, probablemente eso era lo mas cercano a una disculpa a lo que podía aspirar en esos momentos el pelado.