11/03/2016, 19:10
(Última modificación: 11/03/2016, 19:10 por Uchiha Akame.)
Brazos en cruz y pose marcial, Anzu esperó pacientemente a que el Uchiha hiciera su petición formal de ayuda; porque, evidentemente, la necesitaba. Cualquiera que supiese lo bastante poco del País de la Tormenta como para no tomar la precaución de viajar con un buen sombrero o paraguas, la necesitaba. Y, a juzgar por su mirada, Datsue más que nadie. Su complexión escueta y delgada empeoraba la situación, o al menos así lo creía la Yotsuki -por evidentes razones-, el chico no tenía pinta de poder ganarle una pelea ni al ratero de la más baja jerarquía criminal de la ciudad.
-Claro que lo entiendo -contestó el Uchiha, para luego darle una larga mirada de arriba a abajo-. Pero no creo que tú entiendas la magnitud de tus palabras. Lo que vengo a hacer aquí dista mucho de una visita paternal… Si no quieres que te salpique con los problemas que estoy a punto de atraer, será mejor que dejes esa cortesía para otro.
Es compañero, es compañero...
La Yotsuki repitió aquel mantra pacífico dentro de su cabeza. ¿Aquel esmirriado se permitía el lujo de darse aires? Juzgando por cómo trató al tendero creía que sólo lo hacía por ahorrarse unos ryos. Pero no, el muy engreído es, en realidad, así de chulo. Apretó más los puños.
-¡A otro perro con ese hueso! -contestó con una risa socarrona-. Socio, si hay alguien que conoce bien los problemas de esta cloaca, soy yo. Así que, te sugiero que si de verdad piensas meterte en líos, me supliques protección antes de que alguien te parta un par de huesos.
Aunque su tono era burlón, escondía un verdadero interés por aquellos 'problemas' que Datsue había mencionado. En parte era una atención artificial, fabricada hábilmente por las palabras del jovencito Uchiha -que habían dado, quizás sin quererlo, donde a la Yotsuki más le dolía-, pero por otra parte... Anzu simplemente era incapaz de resistir la tentación de participar en una prometedora correría. Las aventuras la atraían como un imán a un trozo de magnetita.
-Claro que lo entiendo -contestó el Uchiha, para luego darle una larga mirada de arriba a abajo-. Pero no creo que tú entiendas la magnitud de tus palabras. Lo que vengo a hacer aquí dista mucho de una visita paternal… Si no quieres que te salpique con los problemas que estoy a punto de atraer, será mejor que dejes esa cortesía para otro.
Es compañero, es compañero...
La Yotsuki repitió aquel mantra pacífico dentro de su cabeza. ¿Aquel esmirriado se permitía el lujo de darse aires? Juzgando por cómo trató al tendero creía que sólo lo hacía por ahorrarse unos ryos. Pero no, el muy engreído es, en realidad, así de chulo. Apretó más los puños.
-¡A otro perro con ese hueso! -contestó con una risa socarrona-. Socio, si hay alguien que conoce bien los problemas de esta cloaca, soy yo. Así que, te sugiero que si de verdad piensas meterte en líos, me supliques protección antes de que alguien te parta un par de huesos.
Aunque su tono era burlón, escondía un verdadero interés por aquellos 'problemas' que Datsue había mencionado. En parte era una atención artificial, fabricada hábilmente por las palabras del jovencito Uchiha -que habían dado, quizás sin quererlo, donde a la Yotsuki más le dolía-, pero por otra parte... Anzu simplemente era incapaz de resistir la tentación de participar en una prometedora correría. Las aventuras la atraían como un imán a un trozo de magnetita.