11/03/2016, 19:24
Por la expresión de su rostro, que se convirtió en un auténtico poema sin nada bueno que decir sobre lo que Anzu estaba relatando, al joven gennin de Ame no le había sentado nada bien que una extranjera despreciase de tal forma su país natal. Al fin y al cabo, era comprensible; pero claro, Anzu tenía todos los esquemas cambiados después de una buena temporada en Takigakure, y su devoción por la Villa estaba empezando a ser tal, que se encontraba completamente incapaz de entender por qué nadie querría vivir en un sitio donde siempre hacía frío y llovía pudiendo mudarse al País del Río. ¿Qué adolescente no pensaría algo similar?
Sin embargo, Daruu le caía bien, y lo más importante: había demostrado ser poderoso. Más que ella. Un reto no hablado se había establecido entre ambos -o, al menos, eso creía ella-, y Anzu se veía irremediablemente empujada hacia esa clase de respeto que se le tiene a un rival que ha probado ser digno de ello. Por eso se limitó a reír desenfadadamente ante la respuesta de Daruu a su pregunta retórica; ¡claro que sabía quien era Amekoro Yui!
-¡Anzu-chan, Daruu-san, aquí tenéis! -la conversación se vio interrumpida justo después de que el gennin de la Lluvia se interesase por Senju Yubiwa, el Kawakage-.
Takeshi, el más alto de los hermanos, dejó frente a los chicos sendos cuencos humeantes de jugoso ramen. El de Anzu era algo más grande, pero ambos desprendían un aroma igualmente delicioso. La Yotsuki tomó los palillos con la mano diestra y, ni corta ni perezosa, empezó a devorar fideos, trozos de cerdo marinado y verdura a partes iguales. Sólo detuvo su festín para contestar a la pregunta formulada por Daruu.
-¿Quieres que te diga la verdad? No tengo ni repajolera idea -admitió con sinceridad, encogiéndose de hombros-. Apenas llevo un año en Takigakure, y sí que conozco a otros ninjas, pero nunca he hablado personalmente con Yubi... Senju-sama -sintió que no utilizar la forma correcta a la hora de referirse a su kage podía llamar a que Daruu no se tomase demasiado en serio a la Cascada-. Aunque, claro, he oído historias... Dicen que es tan fuerte como veinte jounin juntos, y que es capaz de manejar no sólo cinco, ¡sino seis naturalezas del chakra!
Anzu sentía la obligación patria de dejar en un buen pedestal a su líder. Al fin y al cabo, los otros gennin ya se habían ocupado de dejar a Takigakure a la altura del barro en el Torneo; ella haría lo que estuviera en su mano por ayudar a arreglar aquel desaguisado, por poco que fuese.
De repente cayó en la cuenta de algo, y su rostro adoptó una postura sumamente reflexiva. Raiton, Suiton, Katon, Fuuton, Doton... ¿Cuál será ese sexto elemento?
Sin embargo, Daruu le caía bien, y lo más importante: había demostrado ser poderoso. Más que ella. Un reto no hablado se había establecido entre ambos -o, al menos, eso creía ella-, y Anzu se veía irremediablemente empujada hacia esa clase de respeto que se le tiene a un rival que ha probado ser digno de ello. Por eso se limitó a reír desenfadadamente ante la respuesta de Daruu a su pregunta retórica; ¡claro que sabía quien era Amekoro Yui!
-¡Anzu-chan, Daruu-san, aquí tenéis! -la conversación se vio interrumpida justo después de que el gennin de la Lluvia se interesase por Senju Yubiwa, el Kawakage-.
Takeshi, el más alto de los hermanos, dejó frente a los chicos sendos cuencos humeantes de jugoso ramen. El de Anzu era algo más grande, pero ambos desprendían un aroma igualmente delicioso. La Yotsuki tomó los palillos con la mano diestra y, ni corta ni perezosa, empezó a devorar fideos, trozos de cerdo marinado y verdura a partes iguales. Sólo detuvo su festín para contestar a la pregunta formulada por Daruu.
-¿Quieres que te diga la verdad? No tengo ni repajolera idea -admitió con sinceridad, encogiéndose de hombros-. Apenas llevo un año en Takigakure, y sí que conozco a otros ninjas, pero nunca he hablado personalmente con Yubi... Senju-sama -sintió que no utilizar la forma correcta a la hora de referirse a su kage podía llamar a que Daruu no se tomase demasiado en serio a la Cascada-. Aunque, claro, he oído historias... Dicen que es tan fuerte como veinte jounin juntos, y que es capaz de manejar no sólo cinco, ¡sino seis naturalezas del chakra!
Anzu sentía la obligación patria de dejar en un buen pedestal a su líder. Al fin y al cabo, los otros gennin ya se habían ocupado de dejar a Takigakure a la altura del barro en el Torneo; ella haría lo que estuviera en su mano por ayudar a arreglar aquel desaguisado, por poco que fuese.
De repente cayó en la cuenta de algo, y su rostro adoptó una postura sumamente reflexiva. Raiton, Suiton, Katon, Fuuton, Doton... ¿Cuál será ese sexto elemento?