11/03/2016, 22:17
Entre golpes en la mesa, borrachos que se acercaban a ver la situación y la voz de Tatsuya en el aire Hei se dio por vencido. Parecía como si nadie lo tomase en serio, pues el extraño de ojos raros seguía escuchando sólo lo que quería. Cosa que lo sacaba de sus casillas. Estaba molesto. Se le notaba en su rostro. No tenía más ganas de medir su fuerza en el pulso con Anzu, sólo quería propinarle un golpe en la cara a Tatsuya.
— ¿Porqué no para de hacer cosas tan raras? — Capaz se trataba de un sociopata y tenía algún problema, pero aseguró ser un ninja. Y en la academia se aseguran de no aprobar a gente con estas discapacidades o los intentan ayudar. Y si es que tiene familia no lo dejarían ir por ahí sembrando caos. Además su rostro le recordaba al de él, el de un adolescente; un niño.
Anzu insistía con seguir con la pulseada, parecía haberse ofendido y tener ganas de mostrar su superioridad. Mas Hei seguía paranoico, al tanto de las acciones de Tatsuya.
-Espero que no les moleste que le de una pulida a mi arma mientras observo- Dijo dirigiéndose a Anzu y Hei.
Como presumiendo su arma, hizo muestra de ella. La empezó a pulir, delante de Hei, que no estaba a más de dos metros de distancia. La expresión en el rostro del rubio cambió. Le lanzó una mirada a Anzu que lo decía todo.
— Me tengo que ir. Ya. — La situación había empezado a perturbarlo. La actividad que tenía pensada, ir a uno de los costados del lago, donde habría poca gente, a hablar sobre ambiciones y planes a futuro, se estaba yendo a la basura.
Hei tomó la diestra de Anzu, que se la estaba ofreciendo hace rato. Los espectadores, que no eran pocos pero tampoco muchos, soltaron un grito alegría. Hei rezó para que Anzu entendiera de una vez la rara actitud del chico antes de que comenzara el pulso que, probablemente, daría inicio y controlaría el referi Tatsuya.
— ¿Porqué no para de hacer cosas tan raras? — Capaz se trataba de un sociopata y tenía algún problema, pero aseguró ser un ninja. Y en la academia se aseguran de no aprobar a gente con estas discapacidades o los intentan ayudar. Y si es que tiene familia no lo dejarían ir por ahí sembrando caos. Además su rostro le recordaba al de él, el de un adolescente; un niño.
Anzu insistía con seguir con la pulseada, parecía haberse ofendido y tener ganas de mostrar su superioridad. Mas Hei seguía paranoico, al tanto de las acciones de Tatsuya.
-Espero que no les moleste que le de una pulida a mi arma mientras observo- Dijo dirigiéndose a Anzu y Hei.
Como presumiendo su arma, hizo muestra de ella. La empezó a pulir, delante de Hei, que no estaba a más de dos metros de distancia. La expresión en el rostro del rubio cambió. Le lanzó una mirada a Anzu que lo decía todo.
— Me tengo que ir. Ya. — La situación había empezado a perturbarlo. La actividad que tenía pensada, ir a uno de los costados del lago, donde habría poca gente, a hablar sobre ambiciones y planes a futuro, se estaba yendo a la basura.
Hei tomó la diestra de Anzu, que se la estaba ofreciendo hace rato. Los espectadores, que no eran pocos pero tampoco muchos, soltaron un grito alegría. Hei rezó para que Anzu entendiera de una vez la rara actitud del chico antes de que comenzara el pulso que, probablemente, daría inicio y controlaría el referi Tatsuya.