12/03/2016, 04:13
A medida que Karamaru hablaba, la vena que surcaba la frente del sacerdote se iba hinchando más y más. No parecía intimidado, sino más bien furioso. Furioso porque un niño de doce años se permitiese el lujo de hablarle así, en su propia casa.
Con las últimas palabras del calvo, el anciano terminó por estallar, rojo por la ira.
—¡Me cago en los Dioses! —maldijo, fuera de sí—. Que venga un niño a decirme cómo hacer las cosas… ¡En mi propia casa! ¡Habrase visto semejante desfachatez! —el anciano no se arrugó, todo lo contrario, redujo todavía más la distancia que los separaba, obligando a Karamaru a torcer el cuello hacia arriba si quería seguir manteniéndole la mirada—. Mira, niño —dijo, clavando un dedo sobre el pecho del calvo—, cuando tú mamabas de la teta de tu madre, yo ya era viejo. No pretendas darme lecciones de nada.
»¿Quieres que señale con el dedo a mis vecinos, a mis amigos? —prosiguió, gesticulando con las manos—. ¿Quieres que el sacerdote del pueblo, en quienes todos confían, rompa el secreto de confesión y saque a relucir todas sus miserias? ¿Es eso lo que quieres? ¿Es esa tu manera correcta de hacer las cosas?
Hiromi ni siquiera le dio tiempo a contestar.
—¡FUERA DE AQUÍ! —rugió, señalando la puerta—. ¡FUERA DE AQUÍ, HE DICHO!
Datsue absorbió toda la información que le brindó Noemi. Así que en calzoncillos sobre su cama... Varias puñaladas, y la puerta forzada a golpes. El Uchiha frunció el ceño. Algo no cuadraba.
Seguidamente, Noemi reveló que era Hiromi a quien debía dar las gracias por dormir gratis aquella noche, aunque su confianza por la gente del pueblo pudiese terminar en sospecha por ellos dos. Realmente, teniendo en cuenta que acababan de llegar y el descubrimiento del cadáver se había realizado aquella misma noche, no era una idea tan descabellada.
¿Debería añadirme a la lista de sospechosos? Esbozó una sonrisa, divertido, aunque pronto se le borró al oír que había otro shinobi en aquel pueblo: era el otro hombre que había acompañado a Noemi al escenario del crimen.
Eso significaba más competencia. Y menos poder para negociar un precio por mis servicios. Es decir, una reverenda mierda.
—Mi idea es ir mañana a buscar al borracho y a su mujer, a ver que pasa. Aunque… Le dije al sacerdote que se encargue de que todos se enteren de que yo estoy investigando el caso, a ver si el asesino muerde el anzuelo o se pone más torpe por ello.
—Me parece bien —respondió el Uchiha—. Te acompañaré. O mejor, nos dividimos e interrogamos cada uno a uno. ¿A quién prefieres tú? ¿Al borracho o a la infiel? Aunque antes de eso… —añadió, acordándose de algo de vital importancia. No sabía como lo había pasado por alto siendo lo más importante del caso—. ¿Es cierto que vas a intentar resolver el crimen gratis?
Por favor, dime que no. Por favor, por favor, por favor.
Con las últimas palabras del calvo, el anciano terminó por estallar, rojo por la ira.
—¡Me cago en los Dioses! —maldijo, fuera de sí—. Que venga un niño a decirme cómo hacer las cosas… ¡En mi propia casa! ¡Habrase visto semejante desfachatez! —el anciano no se arrugó, todo lo contrario, redujo todavía más la distancia que los separaba, obligando a Karamaru a torcer el cuello hacia arriba si quería seguir manteniéndole la mirada—. Mira, niño —dijo, clavando un dedo sobre el pecho del calvo—, cuando tú mamabas de la teta de tu madre, yo ya era viejo. No pretendas darme lecciones de nada.
»¿Quieres que señale con el dedo a mis vecinos, a mis amigos? —prosiguió, gesticulando con las manos—. ¿Quieres que el sacerdote del pueblo, en quienes todos confían, rompa el secreto de confesión y saque a relucir todas sus miserias? ¿Es eso lo que quieres? ¿Es esa tu manera correcta de hacer las cosas?
Hiromi ni siquiera le dio tiempo a contestar.
—¡FUERA DE AQUÍ! —rugió, señalando la puerta—. ¡FUERA DE AQUÍ, HE DICHO!
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Datsue absorbió toda la información que le brindó Noemi. Así que en calzoncillos sobre su cama... Varias puñaladas, y la puerta forzada a golpes. El Uchiha frunció el ceño. Algo no cuadraba.
Seguidamente, Noemi reveló que era Hiromi a quien debía dar las gracias por dormir gratis aquella noche, aunque su confianza por la gente del pueblo pudiese terminar en sospecha por ellos dos. Realmente, teniendo en cuenta que acababan de llegar y el descubrimiento del cadáver se había realizado aquella misma noche, no era una idea tan descabellada.
¿Debería añadirme a la lista de sospechosos? Esbozó una sonrisa, divertido, aunque pronto se le borró al oír que había otro shinobi en aquel pueblo: era el otro hombre que había acompañado a Noemi al escenario del crimen.
Eso significaba más competencia. Y menos poder para negociar un precio por mis servicios. Es decir, una reverenda mierda.
—Mi idea es ir mañana a buscar al borracho y a su mujer, a ver que pasa. Aunque… Le dije al sacerdote que se encargue de que todos se enteren de que yo estoy investigando el caso, a ver si el asesino muerde el anzuelo o se pone más torpe por ello.
—Me parece bien —respondió el Uchiha—. Te acompañaré. O mejor, nos dividimos e interrogamos cada uno a uno. ¿A quién prefieres tú? ¿Al borracho o a la infiel? Aunque antes de eso… —añadió, acordándose de algo de vital importancia. No sabía como lo había pasado por alto siendo lo más importante del caso—. ¿Es cierto que vas a intentar resolver el crimen gratis?
Por favor, dime que no. Por favor, por favor, por favor.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado