13/03/2016, 09:42
Kaido era plenamente consciente de lo sucedido con la extinta Aldea de la Hierba. Conocía los rumores, también la información oficial, y al igual que su compañero, seguramente, habría podido pensar alguna que otra historia de conspiración, malicia y sed de poder que sería muy difícil de creer saliendo de la cabeza de un crío.
No obstante, el acontecimiento fue tanto de fondo como de forma, un hecho que traía consigo vestigios de un pasado de se suponía enterrado y dejado atrás. Aquellos recuerdos de destrucción y confrontación se asomaban tímidos en la nueva Era, acabando de forma trágica con la vida de un gran número de aldeanos y de su líder; quien según se ha dicho fue el principal causante de la destrucción de su hogar.
Y es que si ese viejo, proclamado Kage de su aldea; no había sido capaz de controlar a la gran Bestia de nueve colas, ¿entonces quién?
«Yui lo hubiera conseguido con una sola mano, probablemente» —indagó para sí.
Pero más allá de lo sucedido con Kusa, ahora el ojo de la tormenta se encontraba sobre la resurgida Cascada, quien hizo acto de aparición en cuanto la Hierba ardió en llamas. Apropiado y curioso, desde luego.
—Ah, con que por ahí va la cosa —comentó—. los que no han perdido el tiempo y han tomado el lugar de los difuntos en el triángulo de poder. ¿Habías escuchado o leído sobre esa gente antes de que sucediera todo?...
Chasqueó la lengua y evidenció su curiosidad con una de sus cejas fijamente enarcada.
»Porque yo no.
No obstante, el acontecimiento fue tanto de fondo como de forma, un hecho que traía consigo vestigios de un pasado de se suponía enterrado y dejado atrás. Aquellos recuerdos de destrucción y confrontación se asomaban tímidos en la nueva Era, acabando de forma trágica con la vida de un gran número de aldeanos y de su líder; quien según se ha dicho fue el principal causante de la destrucción de su hogar.
Y es que si ese viejo, proclamado Kage de su aldea; no había sido capaz de controlar a la gran Bestia de nueve colas, ¿entonces quién?
«Yui lo hubiera conseguido con una sola mano, probablemente» —indagó para sí.
Pero más allá de lo sucedido con Kusa, ahora el ojo de la tormenta se encontraba sobre la resurgida Cascada, quien hizo acto de aparición en cuanto la Hierba ardió en llamas. Apropiado y curioso, desde luego.
—Ah, con que por ahí va la cosa —comentó—. los que no han perdido el tiempo y han tomado el lugar de los difuntos en el triángulo de poder. ¿Habías escuchado o leído sobre esa gente antes de que sucediera todo?...
Chasqueó la lengua y evidenció su curiosidad con una de sus cejas fijamente enarcada.
»Porque yo no.