14/03/2016, 04:02
Ups… Tema espinoso, pensó Datsue al oír que la madre de Anzu había muerto al servicio de Amegakure. De hecho, pese a que padre e hija parecían tranquilos, la tensión se coló en la casa de Hiroshi como una serpiente venenosa.
Las explicaciones del herrero no terminaron por convencerle. Seguía sin entender porqué no había ido a Amegakure. Si la madre había servido a la Aldea de la Lluvia, ¿por qué la hija se había ido a otra? ¿Es que no conocían a ninguna compañera de la difunta madre sin tener que recurrir a un cliente extranjero?
Las preguntas se agolpaban en su cabeza, y la mente imaginativa del Uchiha les buscaba una respuesta cada vez más fantasiosa. De pronto, la cicatriz de Anzu y la amputación en la mano del padre le parecieron mucho más siniestras. ¿Quizá…?
-¡Bueno, papá, creo que tenemos que irnos!
La súbita exclamación de Anzu rompió el hilo de sus pensamientos.
-Las damas primero -dijo Anzu, ya de pie, haciendo un gesto exageradamente dramático que pretendía señalar a su compañero el camino hacia la puerta.
—Ja… ja… —dijo Datsue, imitando una risa falsa ante la broma de la kunoichi—. Ha sido un placer, Hiroshi. Espero que volvamos a encontrarnos algún día. —Otra vez, lo decía más por quedar bien que porque lo desease. Aunque tenía que reconocer que no le había caído mal aquel hombre. Mejor que la mayoría, de hecho. Un tipo tranquilo, que no agobiaba con preguntas incómodas o irrelevantes ni aburría con viejos cuentos.
Ya de camino al exterior, Datsue pensaba como plantearle el asunto a Anzu. Porque estaba claro que la chica se había apresurado tanto en salir de casa para saber lo que se traía entre manos. Eso, o ha quedado hasta los huevos de mí. Cosa que tampoco sería de extrañar.
—Un buen tipo, tu padre —dijo, ya saliendo por la puerta. Quizá por primera vez en mucho tiempo, había dicho un cumplido en el que realmente creía.
Las explicaciones del herrero no terminaron por convencerle. Seguía sin entender porqué no había ido a Amegakure. Si la madre había servido a la Aldea de la Lluvia, ¿por qué la hija se había ido a otra? ¿Es que no conocían a ninguna compañera de la difunta madre sin tener que recurrir a un cliente extranjero?
Las preguntas se agolpaban en su cabeza, y la mente imaginativa del Uchiha les buscaba una respuesta cada vez más fantasiosa. De pronto, la cicatriz de Anzu y la amputación en la mano del padre le parecieron mucho más siniestras. ¿Quizá…?
-¡Bueno, papá, creo que tenemos que irnos!
La súbita exclamación de Anzu rompió el hilo de sus pensamientos.
-Las damas primero -dijo Anzu, ya de pie, haciendo un gesto exageradamente dramático que pretendía señalar a su compañero el camino hacia la puerta.
—Ja… ja… —dijo Datsue, imitando una risa falsa ante la broma de la kunoichi—. Ha sido un placer, Hiroshi. Espero que volvamos a encontrarnos algún día. —Otra vez, lo decía más por quedar bien que porque lo desease. Aunque tenía que reconocer que no le había caído mal aquel hombre. Mejor que la mayoría, de hecho. Un tipo tranquilo, que no agobiaba con preguntas incómodas o irrelevantes ni aburría con viejos cuentos.
Ya de camino al exterior, Datsue pensaba como plantearle el asunto a Anzu. Porque estaba claro que la chica se había apresurado tanto en salir de casa para saber lo que se traía entre manos. Eso, o ha quedado hasta los huevos de mí. Cosa que tampoco sería de extrañar.
—Un buen tipo, tu padre —dijo, ya saliendo por la puerta. Quizá por primera vez en mucho tiempo, había dicho un cumplido en el que realmente creía.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado