15/03/2016, 04:40
La silueta del ninja adolescente que saltaba como un gato entre la gente persiguiendo a otras dos hacían de aquel lugar un pandemonium. La fiesta, el escándalo, los preparativos de media noche, esta era definitivamente la noche más extraña de su vida.
"Lo siento, lo siento, lo siento"- Se repetía en su mente cada que terminaba arruinando la cena de alguien con su intromisión.
Aunque el chunin probablemente seguía viendo estrellas debía acelerar el paso para alcanzar a Hei y a Anzu; un hombre se encontraba a punto de servirse ponche cuando Tatsuya no pudo evitar apoyarse con su pie en la cabeza del hombre para dar un nuevo salto y el sujeto en cuestión terminó con la cara metida en el tazón. El muchacho a medio vuelo dió un giro en el aire con las piernas y brazos extendidos pero eso no le impidió inclinar su torso y reverenciar en señal de disculpas como si la gravedad no le afectara en nada.
-¡Lo lamento mucho!-- Gritó Tatsuya mientras giraba de nuevo y seguía con su huida.
En su rostro se reflejaba una enorme expresión de miedo como si hubiera visto un muerto, aunque luego de aquel escándalo el único muerto iba a ser él; claro está sí su padre llegase a enterase de lo ocurrido. El simple hecho de pensar en el castigo que podría recaer sobre él casi lo hace dar un mal salto, parecía huir como si de verdad estuviera en riesgo su vida. Tatsuya nunca habría imaginado que alejarse de la aburrida reunión de gente importante terminaría por hacerlo vivir una odisea o al menos así lo sentía él.
"¿En que momento esto me pareció una buena idea?"- Se regañaba a sí mismo.
No importaba ya, por ahora quería saber si Anzu y Hei estaban bien y de paso aclarar las cosas, sus saltos ya en la oscuridad eran como el vuelo de un buhó, osease inaudibles. Bastante gente estaba ya preparando sus farolillos para pedir sus deseos; Tatsuya de pronto sintió una leve melancolía, al recordar que deseaba pedir pero en medio de esto pensaba que ya no le sería posible cumplir con la tradición. Hei y Anzu tomaron rumbo a lo alto de las raíces y pudo divisarlos, inmediatamente se dirigió hacia su posición. El pobre trataba de disimular lo agitado de su respiración pero justo al llegar al lugar pudo dar un suspiro de alivio.
"Lo siento, lo siento, lo siento"- Se repetía en su mente cada que terminaba arruinando la cena de alguien con su intromisión.
Aunque el chunin probablemente seguía viendo estrellas debía acelerar el paso para alcanzar a Hei y a Anzu; un hombre se encontraba a punto de servirse ponche cuando Tatsuya no pudo evitar apoyarse con su pie en la cabeza del hombre para dar un nuevo salto y el sujeto en cuestión terminó con la cara metida en el tazón. El muchacho a medio vuelo dió un giro en el aire con las piernas y brazos extendidos pero eso no le impidió inclinar su torso y reverenciar en señal de disculpas como si la gravedad no le afectara en nada.
-¡Lo lamento mucho!-- Gritó Tatsuya mientras giraba de nuevo y seguía con su huida.
En su rostro se reflejaba una enorme expresión de miedo como si hubiera visto un muerto, aunque luego de aquel escándalo el único muerto iba a ser él; claro está sí su padre llegase a enterase de lo ocurrido. El simple hecho de pensar en el castigo que podría recaer sobre él casi lo hace dar un mal salto, parecía huir como si de verdad estuviera en riesgo su vida. Tatsuya nunca habría imaginado que alejarse de la aburrida reunión de gente importante terminaría por hacerlo vivir una odisea o al menos así lo sentía él.
"¿En que momento esto me pareció una buena idea?"- Se regañaba a sí mismo.
No importaba ya, por ahora quería saber si Anzu y Hei estaban bien y de paso aclarar las cosas, sus saltos ya en la oscuridad eran como el vuelo de un buhó, osease inaudibles. Bastante gente estaba ya preparando sus farolillos para pedir sus deseos; Tatsuya de pronto sintió una leve melancolía, al recordar que deseaba pedir pero en medio de esto pensaba que ya no le sería posible cumplir con la tradición. Hei y Anzu tomaron rumbo a lo alto de las raíces y pudo divisarlos, inmediatamente se dirigió hacia su posición. El pobre trataba de disimular lo agitado de su respiración pero justo al llegar al lugar pudo dar un suspiro de alivio.