16/03/2016, 13:37
—No quería preocupar a mi padre y a mi hermano... Se pondrían demasiado pesados si se me ocurría hacerlo durante el día, así que... les he dejado una nota...
Karoi torció el gesto, nada convencido de las intenciones de Ayame. ¿Por qué aquella actitud tan hostil hacia él? Le temblaba todo el cuerpo, como un flan. Tras negarse varias veces, fabricó de nuevo una tonta excusa:
—Te lo agradezco pero no... no es necesario, de verdad, tío. La técnica ya casi está dominada... Sólo necesito unos intentos más... Y prefiero hacerlo por mi cuenta, de verdad.
Karoi se cruzó de brazos y dio un largo y tendido suspiro.
—Está bien, está bien... —dijo el hombre, pero añadió—: Pero la salida y sus alrededores están vigiladas por los hombres de Noka por las noches —aseguró—. Por mucho que pretendas evitar a tu padre y a tu hermano, no podrás pasar por delante de ellos. No lo permitirán...
Sonrió. Era una de esas sonrisas cálidas que había acostumbrado a ver aquellos días.
—Y sin embargo, sé que es importante para ti, y de todos modos yo iba a salir a hacer unas cosas... Así que, ¿qué te parece si te acompaño? Tengo acreditación para salir. Si vas conmigo, no te pasará nada. Luego quedamos a alguna hora en algún sitio, y te recojo para volver. Así podrás volver a entrar, y Zetsuo no se enterará de nada.
Le guiñó un ojo y echó a caminar.
—¿Vamos allá, pequeñaja?
Karoi torció el gesto, nada convencido de las intenciones de Ayame. ¿Por qué aquella actitud tan hostil hacia él? Le temblaba todo el cuerpo, como un flan. Tras negarse varias veces, fabricó de nuevo una tonta excusa:
—Te lo agradezco pero no... no es necesario, de verdad, tío. La técnica ya casi está dominada... Sólo necesito unos intentos más... Y prefiero hacerlo por mi cuenta, de verdad.
Karoi se cruzó de brazos y dio un largo y tendido suspiro.
—Está bien, está bien... —dijo el hombre, pero añadió—: Pero la salida y sus alrededores están vigiladas por los hombres de Noka por las noches —aseguró—. Por mucho que pretendas evitar a tu padre y a tu hermano, no podrás pasar por delante de ellos. No lo permitirán...
Sonrió. Era una de esas sonrisas cálidas que había acostumbrado a ver aquellos días.
—Y sin embargo, sé que es importante para ti, y de todos modos yo iba a salir a hacer unas cosas... Así que, ¿qué te parece si te acompaño? Tengo acreditación para salir. Si vas conmigo, no te pasará nada. Luego quedamos a alguna hora en algún sitio, y te recojo para volver. Así podrás volver a entrar, y Zetsuo no se enterará de nada.
Le guiñó un ojo y echó a caminar.
—¿Vamos allá, pequeñaja?