21/03/2016, 18:26
—Pues te diré que soy lo suficientemente humano como para ser incapaz de rechazar una pizza, así que por qué no. Aunque no creo que a tu madre le sienta bien que me aparezca yo ahí, capaz si me ve me termina horneando a mí en vez de a la masa.
Daruu rió y le quitó importancia haciendo un ademán con la mano.
—En fin, vamos yendo. Eso sí, antes avísame si hay algún mueble al que le tengas gran estima para no ponerle los pies de nuevo, ¿vale?
—Mi madre no la tomará contigo mientras yo le explique que te he invitado —dijo—. Es más, si vinieras a la pastelería y te sentaras tranquilito como todo el mundo, no te tendría tanta manía, ¿no crees?
Era una pregunta retórica, claro, pero no por ello dejaba de tener razón. De todas formas, a Daruu no le sentó mal la broma.
—Estaría muy bien que no pusieras los pies sobre nada que no sea el suelo, la verdad —explicó—. No sé, no me pareces mala persona, pero a la gente no le suele parecer bien que un extraño se acomode demasiado en una casa ajena...
Si no era porque era malvado, sería sólo porque era un maleducado. Quizás ni siquiera eso, y estaba acostumbrado a hacer fuera lo mismo que hacía en su casa. A Daruu ni siquiera le admitían poner los pies arriba en su propia casa —y por eso había aprendido él también que era de mala educación—, pero estaba bien comprender que no todo el mundo se rige por la misma normativa social que uno mismo.
Aunque eso pueda traerle problemas. Tampoco es necesario consentirle, sino explicarle.
Los muchachos caminaron un rato. No fue mucho, porque la cabaña donde se alojaban Daruu y su madre estaba próxima. El chico abrió la puerta e introdujo a Kaido dentro. Le acompañó hasta la lujosa cocina y le señaló los ingredientes, que como había estado entrenando días anteriores estaban allí mismo en la encimera preparados y en gran cantidad. Había una bolsa gigantesca de harina, otra de sémola de trigo, un frasco enorme de tomate triturado...
—Oye, por curiosidad —dijo—. ¿Te interesaría aprender a cocinar una pizza? Me has pillado con ganas de compartir, hoy.
Daruu rió y le quitó importancia haciendo un ademán con la mano.
—En fin, vamos yendo. Eso sí, antes avísame si hay algún mueble al que le tengas gran estima para no ponerle los pies de nuevo, ¿vale?
—Mi madre no la tomará contigo mientras yo le explique que te he invitado —dijo—. Es más, si vinieras a la pastelería y te sentaras tranquilito como todo el mundo, no te tendría tanta manía, ¿no crees?
Era una pregunta retórica, claro, pero no por ello dejaba de tener razón. De todas formas, a Daruu no le sentó mal la broma.
—Estaría muy bien que no pusieras los pies sobre nada que no sea el suelo, la verdad —explicó—. No sé, no me pareces mala persona, pero a la gente no le suele parecer bien que un extraño se acomode demasiado en una casa ajena...
Si no era porque era malvado, sería sólo porque era un maleducado. Quizás ni siquiera eso, y estaba acostumbrado a hacer fuera lo mismo que hacía en su casa. A Daruu ni siquiera le admitían poner los pies arriba en su propia casa —y por eso había aprendido él también que era de mala educación—, pero estaba bien comprender que no todo el mundo se rige por la misma normativa social que uno mismo.
Aunque eso pueda traerle problemas. Tampoco es necesario consentirle, sino explicarle.
Los muchachos caminaron un rato. No fue mucho, porque la cabaña donde se alojaban Daruu y su madre estaba próxima. El chico abrió la puerta e introdujo a Kaido dentro. Le acompañó hasta la lujosa cocina y le señaló los ingredientes, que como había estado entrenando días anteriores estaban allí mismo en la encimera preparados y en gran cantidad. Había una bolsa gigantesca de harina, otra de sémola de trigo, un frasco enorme de tomate triturado...
—Oye, por curiosidad —dijo—. ¿Te interesaría aprender a cocinar una pizza? Me has pillado con ganas de compartir, hoy.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)