21/03/2016, 22:35
Reincorporó su cuerpo a su posición habitual para ver con mirada fija y seria el pálido rostro de la peliblanca. Ambos mojados bajo la eterna lluvia de Ame comenzaban una relación de encuentros y desencuentros que quién sabe hasta cuando duraría, si el calvo no metía la pata en ese momento. Karamaru quería hacer amigos, su vida fuera del templo se le hacía aburrida, sobretodo cuando realizaba esas caminatas largas por las calles de su aldea en solitario. Sin Sol que alegre sus días, ni personas con la pasar buenos momentos solo se dedicaba a entrenar, entrenar y entrenar.
Se le cruzaba por su cabeza su objetivo inicial de entretenerse por la ciudad antes de ir al torneo y que tanto se había alejado de ese punto de partida. Por lo menos el recorrido por la ciudad no era aburrido, y además, había conocido a alguien nuevo. Con poco tiempo para gastar en divagaciones, vio a la peliblanca acercarse lenta y seguramente al encuentro del cenobita. Una prudente distancia los separaba.
¿Ahora qué será?
Bueno, ¿entonces qué? Te debo un aperitivo de esos, pero a mi no me apetece comer. Si quieres te acompaño y te invito.
Pensaba en un golpe o solamente un simple y llano insulto antes de alejarse y dejar al calvo pensando en un reencuentro, pero a sorpresa de este, unas suaves palabras, que alegraron instantemente al monje, salieron de las palabras de la ojos rojos. Había cautivado y sensibilizado el corazón de esa mujer y ahora tenía otra oportunidad de cumplir su desafío de lograr amigos.
Si uno lo piensa bien, sería de mala educación rechazar una invitación tan amable. No tengo motivos para decir que no. ¿Deseas ir a algún lugar específico?
Karamaru no tenía hambre, él tampoco quería comer pero si rechazaba tiraría por la borda lo que había conseguido. Tal vez unas simples palabras cautas y un poco de educadas y benevolentes mentiras complacerían la mente de la Sarutobi.
Se le cruzaba por su cabeza su objetivo inicial de entretenerse por la ciudad antes de ir al torneo y que tanto se había alejado de ese punto de partida. Por lo menos el recorrido por la ciudad no era aburrido, y además, había conocido a alguien nuevo. Con poco tiempo para gastar en divagaciones, vio a la peliblanca acercarse lenta y seguramente al encuentro del cenobita. Una prudente distancia los separaba.
¿Ahora qué será?
Bueno, ¿entonces qué? Te debo un aperitivo de esos, pero a mi no me apetece comer. Si quieres te acompaño y te invito.
Pensaba en un golpe o solamente un simple y llano insulto antes de alejarse y dejar al calvo pensando en un reencuentro, pero a sorpresa de este, unas suaves palabras, que alegraron instantemente al monje, salieron de las palabras de la ojos rojos. Había cautivado y sensibilizado el corazón de esa mujer y ahora tenía otra oportunidad de cumplir su desafío de lograr amigos.
Si uno lo piensa bien, sería de mala educación rechazar una invitación tan amable. No tengo motivos para decir que no. ¿Deseas ir a algún lugar específico?
Karamaru no tenía hambre, él tampoco quería comer pero si rechazaba tiraría por la borda lo que había conseguido. Tal vez unas simples palabras cautas y un poco de educadas y benevolentes mentiras complacerían la mente de la Sarutobi.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘