23/03/2016, 18:08
—Para... ¿ganar el torneo...?
Si aquella había sido la primera vez en mucho tiempo en la que Ayame se había visto abrazada tan cerca de su padre, esa iba a ser también la primera en años que lo veía reírse de una manera tan sincera y feliz.
—Te pareces tanto a tu madre... —se oyó decir. Y casi al instante, sacudió la cabeza y encaró de nuevo a su hija con esa mueca férrea y disciplinada, que no dejaba nada entrar ni a nada salir.
—Siento no haber podido dar todo de mí en las últimas semanas... —dijo su hija después. Zetsuo se limitó a negar con la cabeza.
—Si no tuvieras tantos pajaritos y tonterías en la cabeza, no habrías estado así —espetó Zetsuo—. Quizás lo que más me molesta es que no sueltes prenda ni a tu hermano ni a mí. ¿Cuándo narices vas a confiar más en nosotros, niña?
Ayame se mordió el labio inferior y respiró de nuevo hondamente. Zetsuo aprovechó para acompañarla con otro suspiro cansado.
—Tengo miedo... Tengo miedo de que vuelva a pasar... Tengo miedo de que esta vez sea en Amegakure... Tengo miedo de haceros daño a vosotros... ¿Y si ocurre un accidente o...?
—Los sentimientos nos hacen débiles, por eso debemos construir muros. Férreos. Imperturbables —sentenció su padre como respuesta—. Si vuelve a pasar, estaremos ahí para ayudar. Si sucede en Amegakure, nuestra patria se volcará con nosotros. Si nos haces daño... Lo aguantaremos, y nos aseguraremos de que no vuelva a pasar otra vez. Si hay un accidente, se arreglará.
»Si te preocupas siempre por lo que va a pasar en el futuro, nunca estarás preparada para lo que te pase en el presente. Los sentimientos nos hacen débiles, el miedo, el que más. Construye tu muro, Ayame.
Si aquella había sido la primera vez en mucho tiempo en la que Ayame se había visto abrazada tan cerca de su padre, esa iba a ser también la primera en años que lo veía reírse de una manera tan sincera y feliz.
—Te pareces tanto a tu madre... —se oyó decir. Y casi al instante, sacudió la cabeza y encaró de nuevo a su hija con esa mueca férrea y disciplinada, que no dejaba nada entrar ni a nada salir.
—Siento no haber podido dar todo de mí en las últimas semanas... —dijo su hija después. Zetsuo se limitó a negar con la cabeza.
—Si no tuvieras tantos pajaritos y tonterías en la cabeza, no habrías estado así —espetó Zetsuo—. Quizás lo que más me molesta es que no sueltes prenda ni a tu hermano ni a mí. ¿Cuándo narices vas a confiar más en nosotros, niña?
Ayame se mordió el labio inferior y respiró de nuevo hondamente. Zetsuo aprovechó para acompañarla con otro suspiro cansado.
—Tengo miedo... Tengo miedo de que vuelva a pasar... Tengo miedo de que esta vez sea en Amegakure... Tengo miedo de haceros daño a vosotros... ¿Y si ocurre un accidente o...?
—Los sentimientos nos hacen débiles, por eso debemos construir muros. Férreos. Imperturbables —sentenció su padre como respuesta—. Si vuelve a pasar, estaremos ahí para ayudar. Si sucede en Amegakure, nuestra patria se volcará con nosotros. Si nos haces daño... Lo aguantaremos, y nos aseguraremos de que no vuelva a pasar otra vez. Si hay un accidente, se arreglará.
»Si te preocupas siempre por lo que va a pasar en el futuro, nunca estarás preparada para lo que te pase en el presente. Los sentimientos nos hacen débiles, el miedo, el que más. Construye tu muro, Ayame.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)