23/03/2016, 18:16
Datsue hizo oídos sordos a la pregunta de Anzu. No, por supuesto que no la había aprendido de ningún sensei. Aquella técnica era de su propia cosecha. Un jutsu que había desarrollado, única y exclusivamente, para aquello. Aunque el Uchiha ya empezaba a verle otros usos…
Sin embargo, sí respondió a la segunda duda de la kunoichi: tenían que entrar camuflando su imagen con un Henge no Jutsu. A no ser, claro, que ella no supiese hacerlo.
—Cállate, listillo, o te prometo que te salto los dientes de un puñetazo —respondió la kunoichi entre dientes.
Datsue levantó las manos, como inocente. Definitivamente, aquella chica tenía el genio de un perro rabioso. Después, la chica procedió a realizar su Henge, transformándose en alguien mayor a ella, aunque con un visible parecido. Quizá fuese la imagen que Anzu creía llegar a formar cuando creciese, si bien el Uchiha pensaba que era demasiado optimista. Además, se había quitado las cicatrices. Con el carácter que tiene mejor me ahorro el comentario.
—Listo. Tú hablas, socio —ordenó, con una voz audiblemente más grave y adulta que la suya.
El Uchiha suspiró, realizó la misma secuencia de sellos que la kunoichi y una nube de humo le cubrió, arrastrada rápidamente por una corriente de aire. En su lugar, Anzu ya no vería en él al chico menudo y pequeño de hacía unos instantes, sino a un hombre. Un hombre con la cabellera larga y seca como la paja, recogidas en unas trenzas que le llegaban hasta la parte alta de la espalda, estando los laterales de la cabeza y la nuca rasurados. Además, lucía una barba espesa y descuidada, de tonos más oscuros que el cabello, que le dotaban de una imagen agresiva.
Como venía siendo habitual en él, se había transformado en su padre. Por supuesto, no era una copia exacta. Le faltaban las cicatrices, los tatuajes que había intuido ver en su último encuentro y, seguramente, algún que otro detalle. Pero para ocultar su identidad, le bastaba y le sobraba. Además, si Haskoz se ganaba algún problema por su culpa, mejor. Se lo tenía merecido.
—¿Podrás llevar el peso de la negociación ahí dentro? —preguntó, con una voz más grave y profunda.
Datsue estaba manteniendo, como quien dice, tres Henges al mismo tiempo. Si aun por encima tenía que negociar, su cabeza estallaría por la presión. Literalmente.
Sin embargo, sí respondió a la segunda duda de la kunoichi: tenían que entrar camuflando su imagen con un Henge no Jutsu. A no ser, claro, que ella no supiese hacerlo.
—Cállate, listillo, o te prometo que te salto los dientes de un puñetazo —respondió la kunoichi entre dientes.
Datsue levantó las manos, como inocente. Definitivamente, aquella chica tenía el genio de un perro rabioso. Después, la chica procedió a realizar su Henge, transformándose en alguien mayor a ella, aunque con un visible parecido. Quizá fuese la imagen que Anzu creía llegar a formar cuando creciese, si bien el Uchiha pensaba que era demasiado optimista. Además, se había quitado las cicatrices. Con el carácter que tiene mejor me ahorro el comentario.
—Listo. Tú hablas, socio —ordenó, con una voz audiblemente más grave y adulta que la suya.
El Uchiha suspiró, realizó la misma secuencia de sellos que la kunoichi y una nube de humo le cubrió, arrastrada rápidamente por una corriente de aire. En su lugar, Anzu ya no vería en él al chico menudo y pequeño de hacía unos instantes, sino a un hombre. Un hombre con la cabellera larga y seca como la paja, recogidas en unas trenzas que le llegaban hasta la parte alta de la espalda, estando los laterales de la cabeza y la nuca rasurados. Además, lucía una barba espesa y descuidada, de tonos más oscuros que el cabello, que le dotaban de una imagen agresiva.
Como venía siendo habitual en él, se había transformado en su padre. Por supuesto, no era una copia exacta. Le faltaban las cicatrices, los tatuajes que había intuido ver en su último encuentro y, seguramente, algún que otro detalle. Pero para ocultar su identidad, le bastaba y le sobraba. Además, si Haskoz se ganaba algún problema por su culpa, mejor. Se lo tenía merecido.
—¿Podrás llevar el peso de la negociación ahí dentro? —preguntó, con una voz más grave y profunda.
Datsue estaba manteniendo, como quien dice, tres Henges al mismo tiempo. Si aun por encima tenía que negociar, su cabeza estallaría por la presión. Literalmente.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado