Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Sí, es él. Espero que tu amiga no se ilusione con él, siempre es así con las forasteras... Suele hacerlo para ganar votos...
Juro miró otra vez hacia atrás, allá donde se encontraban Ryu y Eri, con algo de preocupación. ¿La estaba utilizando para ganar puntuación? Eso era muy triste.
Pero Eri no parecía ser una chica idiota que se dejase engañar por cualquier chico guapo. Por alguna razón, sintió que ella estaría bien. Era una kunoichi después de todo. Estaría muy versada en el arte de la seducción y el engaño.
O al menos, sabría una buena técnica para partirle la cara cuando se revelase el engaño.
— No te preocupes, ella estará bien — le aseguró Juro, no sin antes preguntar —. La verdad es que nunca había visto una fiesta semejante a esta. ¿Cómo es que os podéis permitir tal repertorio de vestimentas?
Hasta ahora, Juro había supuesto que o bien tenían un patrocinador muy rico, o tenían otra cosa en la manga. Pero ya que estaba, tenía curiosidad.
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—No sé si he llegado a conocer a tus hermanos. Aunque creo que serán más amables que las personas que he conocido en el museo, no fueron amables conmigo...
Ryu esbozó un pequeño gesto de disculpa, al tiempo que mostraba otra radiante sonrisa. El gesto era encantador.
— Siempre me han dicho que soy el más amable de la familia — explicó —. Mi hermana suele considerar a la gente con menos dinero inferiores a ella. Es irreconocible. Mis hermanos son más tranquilos, pero creo que piensan igual que ella en el fondo.
— No te preocupes, ella estará bien. La verdad es que nunca había visto una fiesta semejante a esta. ¿Cómo es que os podéis permitir tal repertorio de vestimentas?
—Donaciones —se limitó a decir ella —. La mayoría es por las familias acomodadas que viven aquí, más por las fiestas que por caridad, la verdad —se encogió de hombros —Pero no podemos decir nada, son ellos los que nos financian, al fin y al cabo...
»Pero bueno, hay que disfrutar, eh.
La joven sonrió a la par que la música dejaba de sonar.
—Bueno, Juro-san —dijo ella mientras se separaba del chico y comenzaba a aplaudir a los músicos que habían tocado, sin mirarles —. ¿Mañana en la plaza a media mañana?
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Aquel chico era Príncipe Encantador en persona, y Eri poco a poco estaba cayendo, sin embargo todavía estaba lejos de ser engatusada en algún jutsu extraño digno de estudio.
— Siempre me han dicho que soy el más amable de la familia. Mi hermana suele considerar a la gente con menos dinero inferiores a ella. Es irreconocible. Mis hermanos son más tranquilos, pero creo que piensan igual que ella en el fondo.
—Bueno... —murmuró ella —. Al menos tú lo eres.
La música comenzó a decaer, y poco a poco el silencio se fue apoderando de la sala, seguido de una maraña de aplausos que rápidamente inundó el lugar. Eri se separó con una sonrisa y comenzó a aplaudir, rápidamente.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Donaciones. La mayoría es por las familias acomodadas que viven aquí, más por las fiestas que por caridad, la verdad. Pero no podemos decir nada, son ellos los que nos financian, al fin y al cabo...Pero bueno, hay que disfrutar, eh.
Juro le devolvió la sonrisa. Le parecía una chica muy agradable y jovial. Un poco como Eri, pero más delicada. Y un poco más mona.
— Si, tienes razón.
La música, sin embargo, comenzó a detenerse. Pronto, el baile se había terminado, y con él, su momento propio de tranquilidad y disfrute. Aun así, no apartó la mirada de la chica pelirroja, cuando esta se separó y comenzó a aplaudir a los músicos, mientras Juro la imitaba.
—Bueno, Juro-san. ¿Mañana en la plaza a media mañana?
— ¡Esto esta hecho! — contestó Juro, con una sonrisa —. Nos lo pasaremos genial, ya verás.
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La música y el baile también terminó para la pareja que bailaba al otro lado de la pista. Eri se separó, tras una contestación debil, y con una sonrisa, comenzó a aplaudir.
—Bueno... —murmuró ella —. Al menos tú lo eres.
Ryu le devolvió la sonrisa y aplaudió también.
— Ha sido un buen baile. Tienes talento, como una predisposición natural .-- le dijo el joven, amablemente —, y tu compañía... nunca olvidaré este baile.
Hizo una especie de reverencia, como si se quitase su sombrero inexistente ante ella. Con el mecanicismo que le proporcionaba llevar el peso de la armadura, quedaba gracioso.
— Antes de que te vayas, me gustaría que me acompañaras en la gala final — le dijo, dulcemente —. Por si no lo sabias, al finalizar la fiesta, siempre hay un premio a la persona mejor vestida.
Perdón por toda la tardanza Juro, lo siento muchísimo, a ver si terminamos ya la trama y te dejo de mis idas y venidas ;_;
Cuando Juro afirmó que allí se vería con Rinna, ella le dedicó una dulce sonrisa y con una inclinación de cabeza depositó un suave beso en su mejilla, antes de irse con paso lento hasta desaparecer por un pasillo. Por su parte, Eri ya había finalizado su baile con aquel apuesto chico que aplaudía a los músicos devolviéndole la sonrisa a la joven.
— Ha sido un buen baile. Tienes talento, como una predisposición natural —le dijo el joven, amablemente—, y tu compañía... nunca olvidaré este baile.
La joven no pudo esta vez evitar sonrojarse un poco, desviando la vista. Sin embargo pronto volvió a sonreír a aquel chico cuando le dedicó una reverencia.
— Antes de que te vayas, me gustaría que me acompañaras en la gala final — le dijo, dulcemente —. Por si no lo sabias, al finalizar la fiesta, siempre hay un premio a la persona mejor vestida.
Eri se quedó mirándole un par de segundos sin decir nada. «¿Ya sabe que va a ganar? ¿En qué se basa?» Se preguntaba la joven mientras fruncía levemente el ceño.
—Lo siento pero he de declinar la oferta, Ryu-san —contestó, imitando su reverencia —. He dejado a mi amigo y debería reunirme ya con él, pero aplaudiré muy fuerte cuando te elijan.
Se acercó a él y le dio dos golpecitos en el hombro.
—Ha sido un placer bailar contigo, espero poder repetirlo alguna vez —alegó guiñando un ojo al joven, luego se despidió moviendo la mano mientras se alejaba en la dirección donde se encontraba Juro.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Nah, no te preocupes. Yo también estuve muy liado estas navidades. Si me encanta rolear contigo ^^
—Lo siento pero he de declinar la oferta, Ryu-san. He dejado a mi amigo y debería reunirme ya con él, pero aplaudiré muy fuerte cuando te elijan.
Eri se acercó y le dio dos toquecitos en el hombro. Ryu no daba crédito a lo que estaba pensando. ¿Acababa de rechazarle? ¡Ninguna chica se había atrevido a hacerlo antes!
Ryu la sujetó del brazo durante unos segundos, mientras clavaba su vista en ella.
Durante ese breve de tiempo, pareció barajar si merecía la pena o no montar un escándalo ahí. Quizá, quiso decirle algo y no le salieron las palabras. Quizá, se dio cuenta de que no era buena idea meterse con un ninja.
Finalmente, la soltó, como si no hubiese pasado nada, y le dedicó una sonrisa.
— Esta bien. Espero verte de nuevo, Eri-san.
Ryu se alejaría en silencio, sin interés en la respuesta de la chica.
......
La gente se había desperdigado por múltiples direcciones, aunque había un gran tumulto en la zona central, esperando algo. Eri no tendría problemas en encontrar a Juro, con el color tan chillón de su armadura. Estaba sentado, al otro lado de la pista de baile, observando.
Aún había rastros del rubor que le había asolado tras el beso en la mejilla de Rina. Juro se había despedido con toda la compostura que pudo, que era escasa.
Cuando la vio venir, le dedicó una sonrisa amistosa.
Después de sus amables palabras, parecía que el chico no había quedado conforme con sus palabras pues la tomó del brazo y parecía escandalizado. Sin embargo pronto la soltó y le respondió de la forma más breve que pudo para luego darse media vuelta e irse. Eri se quedó confundida mientras caminaba hacia Juro, hasta que lo encontró sentado, alejado de la multitud de la sala.
— ¿Cómo fue? —preguntó el chico nada más verla.
—Bien, aunque al final se fue algo... ¿Cabreado? —explicó ella —. ¿Y tú, galán? ¿Cómo se llamaba? —fue el turno de ella el de preguntar, sonriéndole pícaramente mientras el hombre de antes volvía a subir al escenario y daba una especie de discurso que Eri no escuchaba con mucha atención.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri le explicó que le fue bien con el galán, aunque al final, las cosas parecían haber acabado mal entre ellos, puesto que él se marchó, enfadado. Juro no pudo evitar pensar en las intenciones de aquel chico, puesto que Eri no parecía alguien que causase enfados porque sí.
« Puede que hubiese un malentendido »
No pudo evitar ruborizarse otra vez cuando le preguntó por cómo le había ido.
— Se llamaba Rinna — explicó, con calma —. Era una chica muy agradable. Nuestras armaduras combinaban bien y todo eso, ya sabes.
Juro trató de quitarle importancia, puesto que tampoco veía para tanto eso. Simplemente le había elegido por su armadura, ella misma se lo había dicho.
Aunque su comportamiento había sido extraño…
— … y bailaba bastante bien — concluyó, antes de mirar al escenario —. Van a anunciar premios o algo así, ¿no?
Eri escuchó atentamente como Juro le contaba cómo había ido con la chica que iba a conjunto con él, y la verdad es que se alegraba bastante por el chico.
—Me alegro de que se atreviera a hablarte —comentó ella felizmente, mientras desviaba su vista al escenario —. Sí, premio al mejor vestido o mejor vestida, imagino, la verdad es que tampoco le doy tanta importancia, después de todo hemos venido aquí de gratis... —dijo Eri mientras se encogía de hombros.
—... Por eso, damas y caballeros, quiero anunciar que el premio al mejor vestido, por quinto año consecutivo, va para el señor Karasukage Ryu, ¡un aplauso para su señor! —se anunció y todo el mundo aplaudió, sobre todo una sección de gente que se encontraba en una esquina del escenario donde, si miraban, seguramente reconocerían un par de rostros muy familiares.
Eri sonrió, la verdad es que se lo esperaba viniendo de aquel chico.
—Supongo que es lo que pasa siempre por ser noble, ¿no crees? Tienes dinero y te llueven premios —sopesó la joven mientras se levantaba —. Creo que llevar esto me está matando, además debería levantarme temprano mañana para partir, ¿qué hacemos, Juro-san?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—. Sí, premio al mejor vestido o mejor vestida, imagino, la verdad es que tampoco le doy tanta importancia, después de todo hemos venido aquí de gratis...
Juro se encogió de hombros. La verdad es que había disfrutado de aquella fiesta, pero la que le había traído había sido principalmente Eri. Si ella no estaba interesada, él, poco.
La voz del presentador pronto irrumpió en la sala y anunció al ganador como la pareja de Eri. Este, con aire de superioridad, ascendió para recoger su trofeo.
A pesar del gran honor, ni si quiera pareció fijarse en la chica con la que había bailado. Parecía haberse olvidado de ella ya.
—Supongo que es lo que pasa siempre por ser noble, ¿no crees? Tienes dinero y te llueven premios
— Puede que su familia sea una de las donadores — mencionó Juro —. Por lo que he escuchado, gana siempre.
Hacerle la pelota a la familia que daba el dinero. Eso era muy típico. Por otro lado, Eri, lejos de verse afectada, decidió mostrar lo cansada que estaba
— Creo que llevar esto me está matando, además debería levantarme temprano mañana para partir, ¿qué hacemos, Juro-san?
— Creo que es hora de marcharnos. El baile ha estado bien, pero estoy cansado — secundó la moción —. Vamos a quitarnos estas cosas y vayamonos de aqui. ¿Te parece? Yo también tengo que levantarme pronto mañana.
Juro bostezó. Era gracioso que un ninja como él se sintiese cansado tras un simple baile. Pero llevar esa armadura se le hacía ya incómodo y cansado.
Juro accedió a marcharse ya de aquella fiesta, y la verdad es que lo agradeció con una sonrisa cansada que ya comenzaba a pintarse en su rostro. Con gesto cansado, se levantó y se dirigió de nuevo a los vestidores, donde por suerte recogería rápido su ropa, se la pondría de nuevo y se marcharía a su hotel a dormir, que, la verdad, ya lo necesitaba.
Con suerte y gracias a encontrarse en el auge de la fiesta, en la cola para recoger las ropas de cada uno había un par de personas que parecían encontrarse en la misma situación que Eri, así que solo tuvieron que esperar un par de minutos para ser atendidos.
—Uzumaki Eri, por favor —se identificó la joven a la joven muchacha que se encargaba de administrar toda la ropa que allí se encontraba. Rápidamente fue a un cajón y tomó las ropas bien dobladas de la kunoichi, luego se las tendió —. Voy a cambiarme, nos vemos aquí en cinco minutos, ¿vale? —esta vez habló hacia Juro, y su voz no sonó como una orden, simplemente como una sugerencia.
Luego se perdió por los pasillos repletos de armaduras con sonidos metálicos acompañándola, hasta que desapareció en un vestuario.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Ambos se dirigieron a la sala de probadores. Eri fue a pedir su ropa, y tras un par de personas de cola, se la fue entregada, perfectamente doblada y organizada.
—. Voy a cambiarme, nos vemos aquí en cinco minutos, ¿vale?
— Claro — contestó Juro, dando su visto bueno.
Por su parte, él mismo solicitó su ropa, con un "Eikyu Juro" y un "Por favor", y pronto, tuvo sus mismas prendas de siempre. No es que fuesen tan maravillosas o geniales como aquella super armadura, pero eran sus ropas. Se sentía cómodo, mucho más cómodo.
Ir con esa armadura era genial. Pero era... como ser otra persona.
Juro se marchó a sus propios vestuarios masculinos y se desvistió. Logró desarmar todas aquellas piezas y ponerse su cómoda ropa. Un rato después, salió, con la armadura recogida, y la dejó donde pudo.
Una vez cambiada de ropa y habiendo dejado su armadura en el lugar donde se ponían las armaduras —completas— usadas, buscó a Juro por entre los pasillos hasta que lo encontró al lado de la recepción donde se recogía la ropa habitual. Lo saludó con la mano y rápidamente se reencontró con él.
—Siento que no es momento ni lugar para decir esto, pero... —hizo una pausa dramática —. Me siento mucho más ligera.
Sonrió y guió a Juro hasta la salida del cambiador, intentando evadir a aquellas personas que aún disfrutaban de la fiesta. Indicó con señas al shinobi de Kusagakure que la siguiese bordeando el lugar y por fin, después de cinco minutos evitando gente, vieron de nuevo la luz de la luna.
—¡Ah! —exageró la kunoichi, alejándose del lugar —¡Libre de nuevo! —exclamó, volviéndose hacia Juro —. Bueno, Juro-san, creo que es el momento de despedirnos... —alegó, en un tono más serio al suyo normal —. Ha sido todo un placer encontrarme contigo aquí, incluso has alegrado mi viaje —empezó —. Espero que te vaya muy bien y que algún día volvamos a encontrarnos, Juro-san.
Sonrió e hizo una breve reverencia.
—¡Y la próxima vez te pediré medirnos en combate!
Movería su mano rítmicamente y después desaparecería calle abajo mientras sus cabellos recogidos se agitaban por el viento, dejando atrás una extraña y nueva amistad que había forjado con el chico de la Hierba. Sonrió, para sí, «¿Serán todos los shinobi de Kusagakure así?» Pensó, ilusa, mientras caminaba.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Juro no tardó en encontrarse con la pelirroja, la cual estaba mucho más animada, ahora que parecía haber salido de aquel ambiente y de la armadura. Se debía sentir igual que él.
No pudo evitar soltar una carcajada ante sus comentarios. Quizá al quitarse el peso se había vuelto más ingeniosa.
—¡Ah!Libre de nuevo! Bueno, Juro-san, creo que es el momento de despedirnos... Ha sido todo un placer encontrarme contigo aquí, incluso has alegrado mi viaje. Espero que te vaya muy bien y que algún día volvamos a encontrarnos, Juro-san.
— ¡Lo mismo te digo! — exclamó, hinchando el pecho de pura felicidad. Que chica tan amable —. Sé que nos encontraremos. El destino es así de misterioso. Así que hasta pronto, Eri-san.
Ambos hicieron una leve reverencia, aunque Juro sintió que las formalidades ya no hacían falta entre ellos.
—¡Y la próxima vez te pediré medirnos en combate!
— ¡De acuerdo! — exclamó, con una sonrisa, mientras se alejaba, calle abajo.
Juro se quedó unos segundos mirando la calle de donde Eri se había alejado, con una sonrisa. Después de eso, cambio de dirección y se fue a su propio camino, hacia el hotel.