20/06/2017, 19:08
Akame negó con la cabeza, casi decepcionado. Casi entristecido. No había duda de que los shinobi de Ame podían ser muy habilidosos —como Kaido, Daruu o Aiko le habían demostrado en anteriores ocasiones—, pero carecían por completo de disciplina. «La fuerza sin control no sirve de nada», se dijo. Era uno de los tantos mantras que su maestra Kunie le había inculcado.
—Un shinobi nunca subestima a su enemigo —contestó Akame, más tajante incluso que el monje—. Nos veremos en Viento Gris.
La referencia a la fecha en la que estaba fijado el examen debía bastar para contestar a la pregunta de Karamaru. El Uchiha, sin más interés en lo que aquel tozudo ninja de la Lluvia pudiera decirle, se limitó a darse media vuelta y volver al sendero.
Luego, caminaría durante el resto del día hasta llegar de vuelta a su Aldea.
—Un shinobi nunca subestima a su enemigo —contestó Akame, más tajante incluso que el monje—. Nos veremos en Viento Gris.
La referencia a la fecha en la que estaba fijado el examen debía bastar para contestar a la pregunta de Karamaru. El Uchiha, sin más interés en lo que aquel tozudo ninja de la Lluvia pudiera decirle, se limitó a darse media vuelta y volver al sendero.
Luego, caminaría durante el resto del día hasta llegar de vuelta a su Aldea.